jueves, 17 de enero de 2008

Los expertos también fallan

Hola
Me llego este escrito de nuestro amigo Pozada, que él intituló "La importancia del Plan B" es decir que hay que tener un plan de repuesto. Claro que si hay que tenerlo para las grandes decisiones de la vida, pero es imposible tener una alternativa para todo. Sin embargo, la lección de la historia que nos cuenta no es sobre si hay que tener o no el plan alternativo, sino que cuando no lo tiene uno busca uno consejos y no siempre la opinión de los expertos es la mejor. Llámense estos exportos, médicos, abogados, burócratas o cualquier otro; muchas veces es mejor volver a pensar en el sentido común y tratar lo más fácil primero, sin afligirnos pues de nada sirve, sólo hay que enfrentar el problema.

La Importancia del Plan B
de Jaochim Pozada 16 de enero de 2008. apareción Yahoo español.

No hay duda que en la vida nos tomamos el trabajo de planear algo y por razones que están fuera de nuestro control, no logramos nuestro objetivo.
Este viernes pasado tuve que viajar a la ciudad de Fort Lauderdale, Florida, para una reunión muy importante de oradores profesionales.
Hice todos los arreglos necesarios para cambiar mi vuelo que llegaba a Fort Lauderdale a las 10pm de la noche aproximadamente para uno que llegaba a las 6 de la tarde.
El hacer ese pequeño cambio, aunque no tuve que pagar un importe adicional porque lo que hacía era ponerme en una lista de espera, me hizo cambiar muchas cosas y eventos durante el día para así poder llegar al aeropuerto a tiempo.
El objetivo principal que me motivό a hacer el cambio era simple y llanamente mi hija Carolina.
Hice planes con ella para llegar a Fort Lauderdale temprano, alquilar un carro, viajar a Miami, donde ella vive y recogerla para invitarla a cenar a ella y a su esposo Orlando.
También quise aprovechar para hacerle una visita a mi mamá que también vive en Miami antes de ir directamente a casa de mi hija para recogerla.
Como en los viejos tiempos, y especialmente en nuestros países, los hijos tienen la llave de la casa de sus padres, por lo que al llegar a casa de mi mama, todo lo que tenía que hacer era abrir la puerta y darle una tremenda sorpresa ya que no me esperaba.
Mantengo la llave de casa de mi mama en mi maletín de la computadora y al llegar a su casa, abrí el baúl de mi Chrysler Sebring, alquilado, por supuesto, y con sólo 1.000 millas en su odómetro, para sacar la llave de casa de mi mamá de mi maletín y meter mi llave de Puerto Rico en el maletín ya que no la iba a usar hasta que regresara.
Por error y por no concentrarme bien en lo que estaba haciendo saqué la llave de mi mamá y metí la del carro alquilado en el bolsillo del maletín y cerré el baúl o la cajuela como le dicen en algunos países.
Le hice la visita a mi mamá, le di la sorpresa, la pasé maravillosamente bien y cuando ya me iba que saque la llave de mi bolsillo y le di al botón de la alarma para que abriera el carro, no funcinό. Y cuando miro la llave, me doy cuenta que tenía el llavero de Puerto Rico en mi mano y estaba tratando de abrir la cajuela con el “clicker” de la alarma de mi carro en Puerto Rico.
Mi primera reacción, pánico. Me dije a mi mismo, no lo puedo creer. He perdido la llave del carro. Busqué en casa de mi mami y nada, busqué por la yerba a ver si se me había caído y nada y de repente, como un flash de una cámara fotográfica, la bombilla se me prendió y me di cuenta lo que había pasado.
Había metido la llave equivocada, la del carro, dentro del baúl del carro y el baúl por supuesto estaba trancado.
Lo primero que hice fue llamar a la compañía de alquiler para que me socorrieran. El asunto era, ¿cómo podía abrir la cajuela para sacar la llave del carro? Me preguntaron el modelo del carro, me hicieron esperar en la línea y por fin regresaron para decirme que iban a tener que mandar a buscar el carro con una grúa para entonces en la compañía de ellos, hacerle la copia de la llave ya que ellos no mantenían copia de la llave.
Me costaría nada menos que $300. Cuando me dijeron eso, lo primero que me salió de la boca fue “ What? Are you crazy?. Eso traducido en nuestro idioma es ¿Qué? ¿Está usted loco? ¡Se ha puesto un hombre en la luna y usted me dice a mí que no hay forma que una persona que deja su llave dentro del carro no la puede sacar para poder arrancar el carro!”
No lo podía creer. Me explicaron que como era un modelo nuevo, que la llave del carro tenía un chip, o sea, una microficha, había que hacer otra copia ya que si yo lograba abrir el carro, la alarma del carro se dispararía y por lo tanto, la llave seria inservible.
Les dije que se olvidaran del asunto, que yo trataría de resolver el problema por mi cuenta.
El señor de la compañía de alquiler, en tono sarcástico me dijo que cuando ya lo tratara todo, que lo llamara a él para mandar a recoger el carro con la grúa.
Esta experiencia me enseñó dos lecciones muy importantes que quiero discutir aquí con ustedes.
La primera es que para todo hay que tener un plan B. Hay un maldito factor en la vida que yo le llamo el Factor X que se interpone cuando menos uno se lo espera y le arruina los planes a uno.Arruina una venta, arruina un proyecto, un viaje, etc.
Para ser justos, ese factor a veces se presenta a favor de uno y por ese factor X, se cierra una venta, se gana un proyecto o se saca uno la lotería.
¡Nunca olvidaré una visita de ventas que hice a un banco en las Bahamas para venderles mi servicio de consultoría y cuando la venta parecía perdida, el cliente se percatό de mi insigna de Rotario en mi solapa y me dijo, ¿eres Rotario? Y cuando muy contento, por ver la expresión en su cara, le dije que sí, me estrecho la mano y me dijo, “yo hago negocios con Rotarios” y cerramos el trato. Ése fue el maravilloso factor X en este caso.
Bueno, en este caso de la llave de mi carro, el factor X estuvo en contra mía y me arruinό la salida con mi hija.
¿Cual fue mi plan B? Llamar a mi gran amigo Orlando Rodríguez, que es muy talentoso para solucionar todo tipo de problemas y se le ocurrió que su mamá tenía una tarjeta de una empresa que se dedica a las emergencias en la carretera.
Fue a casa de su mamá, la recogió y con la tarjeta en mano, para casa de mi mami salieron todos. Ah, todavía existía el gran obstáculo que aún abriendo la puerta del carro y con el botón debajo del guía, abriendo la cajuela, la alarma se dispararía.
Todos pensamos que tan pronto la alarma sonara, abrir el bonete del carro, desconectar la batería para que no sonara más y entonces decidir qué hacer. Ése era el plan B.
Pues les cuento que llegó el señor de la empresa de auxilio, abrió la puerta trasera del carro, la alarma no sonó, abrimos la cajuela, sacamos la llave y el carro arrancό perfectamente.
El costo total de la operación, $10.00 que le regale al señor que abrió el carro.
La segunda lecciόn, los seres humanos muchas veces nos preocupamos por cosas que en realidad nunca suceden. Tanto preocuparse y no pasa nada. Tengamos eso en mente.
Antes de concluir, otra lección más que se me acaba de ocurrir. Cuidado con los expertos. A veces son expertos y los consejos que dan son desastrosos. Este “experto” de la compañía de alquiler de carros sabía todas las palabras técnicas, todo lo que iba a ocurrir, el por qué ni siquiera debería tratar de abrir el carro, y resultό que nada de lo que me dijo sucedió.
Otro “experto” que falla. ¡Miren que he conocido un montόn de ellos en mi vida! Todo el episodio terminό a las 12 de la noche y me tuve que regresar a Fort Lauderdale sin el inmenso placer de ver a mi hija pero con una historia más para mi arsenal de historias que después siento gran satisfacciόn en contarles a mis lectores o a los que asisten a mis seminarios

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