lunes, 30 de junio de 2008

Un ejemplo de confianza

Parece un cuento de hadas pero no lo es, desconfiamos tanto de la gente... pero aunque haya quien defraude habra miles que saldran adelante. ¿Será que solo puede pasar en la India y no en México o en Estados Unidos? Este ejemplo que escribe nuestro amigo Aguiló de Fluvium lo muestra muy bien.
 
Implicarse
de Alfonso Aguiló
 
Una mañana del año 1974, Muhammad Yunus recorría las calles de Jobra, una modesta población de Bangladesh que sufría una feroz hambruna. Yunus era un inquieto profesor universitario de 34 años, formado brillantemente en Estados Unidos y que había vuelto a su país para colaborar en el proceso de construcción nacional que se puso en marcha tras su declaración de independencia en 1971. Era Director del Departamento de Economía de la Universidad de Chittagong, y ansiaba que sus clases se adaptaran a la realidad que tan trágicamente vivía su país. Recorría las aldeas buscando el contacto directo con la gente y se preguntaba constantemente cuál era la raíz de sus dificultades para progresar.

        Aquel día de 1974, Yunus se encontró por las calles de Jobra con una mujer llamada Sufia Begur. Tenía 21 años y era madre de tres hijos. Se ganaba la vida trenzando cestos y taburetes de bambú. Estaba avejentada y con las manos callosas. «No podía comprender —comentaba Yunus— cómo era tan pobre haciendo taburetes tan bonitos». Aquella mujer ganaba 9 centavos con cada taburete, pero era tan pobre que no disponía de dinero para comprar nueva materia prima. Eso le obligaba a trabajar para un intermediario que le sometía a unas condiciones de auténtica esclavitud. «Dios mío —pensó Yunus—, esta mujer es esclava por 9 centavos. Cuando vi además que sólo necesitaba 25 centavos para salir de aquel círculo vicioso, me puse muy nervioso, me alteré, me emocioné. Luego me pregunté si aquello sería un caso aislado o habría más gente en esa misma situación».

        Acompañado por sus estudiantes, Yunus volvió al día siguiente al poblado. Allí comprobó que 43 de sus habitantes acumulaban deudas por un total de 27 dólares. «No pude aguantarlo más: saqué los 27 dólares de mi bolsillo y les dije que podían ser libres. Podían devolvérmelos cuando pudieran. Quería que con ese dinero compraran los materiales para trabajar y se liberaran de los intermediarios. En un año, día a día, aquellas personas devolvieron ese dinero».

        Yunus vio que con muy poco se podía cambiar la vida de mucha gente. Pero su capacidad financiera tenía un límite y había mucha gente necesitada de que un pequeño préstamo que les sacara de la pobreza. Los bancos solo prestaban a quienes daban garantías de poder devolverlo, y no era el caso. En vano intentó convencerles de que los pobres devolvían el dinero con más honestidad que los ricos.

Al final, se ofreció como avalista y el resultado fue espectacular. Tuvo entonces una idea revolucionaria. Se lanzó a crear un banco cuyos clientes fuesen pobres y cuya única garantía de pago fuese su palabra. Fue un éxito rotundo. En 1976 se constituyó formalmente el Grameen Bank, basado en conceder microcréditos a personas pobres. Hoy tiene en Bangladesh más de 6 millones de beneficiarios de créditos —el 97% mujeres— repartidos por 18.000 aldeas. El 99% de los préstamos son devueltos.

        La idea del Graneen Bank está hoy extendida por todo el mundo y Muhammad Yunus recibió en 2006 el Premio Nobel de la Paz. Su éxito ha estado en descubrir necesidades de las personas, confiar en ellas y ayudarlas a cambiar, sin crear dependencias.

        Algo parecido sucede en la vida diaria de muchos de quienes nos rodean. Pasan por situaciones difíciles que se podrían resolver con sólo una pequeña ayuda, otorgándoles un voto de confianza. Pero sólo unos pocos se fijan y lo advierten. Y son menos aún los que se deciden a complicarse la vida, arriesgar un poco y tender la mano ofreciendo ayuda.


domingo, 29 de junio de 2008

Algo más en la guerra sucia (en Inglés)

Un articulo más de esta guerra sucia e injusta con Irak y de los intereses aun más sucios que hay por detrás. Está en Inglés. pero lo pongo aqui para ayudar a esta difusión de cosas poco conocidas. La fuente es por demás seria el NY times.

The NY Times (mytimes.com)
June 19, 2008
Editorial
Mr. Smith Goes to War With KBR
In the annals of Iraq war profiteering, put Charles Smith down as one of the casualties. Four years ago, Army auditors notified Mr. Smith, a Pentagon contract manager, that KBR, the Bush administration’s most favored defense contractor, could not adequately explain more than $1 billion in war billings.
Mr. Smith, a career civilian employee, did his duty: He confronted KBR and warned that unless they supplied credible justification, he would levy penalties of 15 percent on future work payments while also, needless to say, blocking any performance bonuses for the company.
Whoops. Mr. Smith was replaced suddenly by the brass in overseeing the contract and the Pentagon took the unusual step of second-guessing its own auditors by hiring an outside contractor to reconsider the claims from KBR. Such is the clout of the Texas-based company and largest Pentagon contractor in Iraq, once part of the Halliburton conglomerate so dear to the heart and wallet of Vice President Dick Cheney.
Sure enough, KBR’s claims were soon unblocked. The contract Goliath got performance bonuses, too.
The risks of bucking KBR from inside the defense establishment were disclosed by Mr. Smith to James Risen of The Times. “Ultimately, the money that was going to KBR was money being taken away from the troops, and I wasn’t going to do that,” said Mr. Smith, now retired. The Pentagon insists that it had good management motives in reversing Mr. Smith and heeding KBR’s warning that penalties would erode basic services for the troops. The military dares to maintain that Mr. Smith was not taken off the job because of political pressure.
Nothing much seems to have stood in the company’s way since Mr. Smith was purged. KBR just snared a big piece of a new 10-year, $150 billion Iraq contract.

viernes, 27 de junio de 2008

Para tener éxito: claridad, congruencia y consistencia (persistencia)

De nuestro amigo Joachim de Posada
Las preguntas claves
25 de junio de 2008, 09:17 AM. Yahoo Finanzas

La semana pasada les mencioné que había asistido a un gran evento patrocinado por la Asociación de Oradores Profesionales de la Florida llevado a cabo en la ciudad de Fort Lauderdale. En el artículo que escribí sobre el evento, toqué algunos temas importantes que se discutieron, pero no todos los que quería compartir con ustedes.

He dicho muchas veces que el ser humano tiene que constantemente estar aprendiendo y una buena manera de hacerlo es asistiendo a eventos educativos que se lleven a cabo en la industria en la cual se desenvuelve. Las personas triunfadoras nunca dejan de aprender y constantemente asisten a estos eventos. Nunca olvidaré, e inclusive le tomé una foto de espalda ya que estaba sentado frente a mí, a Jack Canfield, coautor de Sopa de Caldo para el Alma, que es la serie de libros que más se ha vendido en la historia, asistiendo a una conferencia de oradores y escritores en Cancún, México hace par de años. Ahí estaba un tipo que tiene millones de dólares y que ya ha tenido logros que todos nosotros solo soñamos en tener, sentado como cualquier otra persona, tomando notas de lo que decía el orador.

Pues en esta conferencia, como estaba dirigida a conferencistas profesionales, el orador sugirió hacer un ejercicio que aquí repetiré. Nos hizo las siguientes preguntas:

1. ¿Cuántas conferencias quiere usted dictar cada mes?
2. ¿Cuánto gana usted promedio por cada conferencia que dicta?

Después nos dijo que en la mañana teníamos que hacer una pregunta y en la tarde teníamos que hacer otra.

La pregunta de la mañana era:

¿Que voy a hacer hoy para lograr mi numero optimista de conferencias este mes?

Y la pregunta de la tarde era:

¿Qué hice hoy para lograr mi número optimista de conferencias este mes?

Como ustedes se pueden dar cuenta, estas son preguntas que nos obligan a enfocar nuestros esfuerzos hacia las metas que nos hemos trazado.

Pueden observar que estas preguntas se aplican al trabajo que una persona tenga, sea usted vendedor de seguros, de equipos de oficinas, de bienes raíces o cualquier otro trabajo.

Este excelente orador nos dijo que las tres razones por las cuales la gente fracasa son:

Falta de claridad, falta de congruencia y falta de consistencia en lo que tenemos que hacer para ser exitosos.

Tiene mucha razón este señor. Una forma de darnos cuenta es mirando nuestro planificador, ya sea un planificador o agenda de papel o electrónica, y analizando todo lo que hicimos la última semana. Miremos todas las actividades que completamos durante esa semana. ¿Cuantas de esas actividades estaban dirigidas a acercarnos mas a cumplir con las metas que nos hemos trazado en nuestras vidas?

Apuesto a que se dará cuenta que la mayoría de las actividades que usted realizó la semana pasada, no estaban encaminadas al logro de sus metas más importantes en la vida. Muchas actividades que usted realizó en realidad eran cosas sin tanta importancia o que desperdiciaban su tiempo.

El también dijo que diariamente, no confié en como usted se siente sino confié en el proceso que usted tiene que llevar a cabo diariamente y trabaje el plan que se ha trazado. En otras palabras, no deje que las emociones se interpongan con lo que usted tiene que hacer. "Me siento cansado, me van a decir que no, hoy no es un buen día para llamar prospectos" y otros pensamientos como este, le quitan a usted la energía y lo alejan de su meta.

Un gran obstáculo que este señor nos dijo que se interpone en nuestro triunfo es la falta de habilidad para transmitir claramente lo que nosotros hacemos a un número determinado de personas que pudieran ser nuestros clientes.

Dice que no sabemos cómo atraer la atención del prospecto con una conversación interesante que lo motive a querer seguir escuchando y a contestar nuestras preguntas. A esto se le llama una conversación con sentido, y no tenemos suficientes de estas conversaciones con prospectos diariamente para poder lograr las ventas que necesitamos.

No importa a lo que usted se dedique. Es lógico que si usted quiere ser exitoso, va a tener que desarrollar una frase clave que pueda ser pronunciada en un elevador o en un avión o en cualquier lugar que usted se encuentre donde alguien le pregunte, "¿y usted a que se dedica?".

Si usted se dedicara a vender seguros, quizás necesite 20 conversaciones interesantes para lograr 5 citas formales que le van a llevar a cerrar 2 de las cinco visitas de ventas. Por lo tanto, si usted quiere hacer ocho ventas mensuales, usted va a necesitar tener 80 conversaciones que valgan la pena para así poder cerrar ocho negocios.

Aquellos que sean consistentes en aplicar un sistema que metódicamente los lleve a hacer el número de llamadas necesarias o tener el número de encuentros con prospectos, son los que lograrán sus objetivos y alcanzarán el triunfo.

Posicionen lo que un cliente quiere en la manera que el cliente quiere y siempre tendrán prospectos de más.


Consejos y felicitación para una boda

Les incluyo una carta que hice para felictar por una boda donde elimine los nombres para hacerla general.

Les deseamos muchas felicidades en su nueva vida.

En la boda de mi yerno y mi hija menor el Padre les dijo, que la felicidad de ella teniá un nombre y era él y la felicidad de él era ella, pues lo mismo será para ustedes, tu felicidad sea tu esposa(o) y la felicidad de el(la) eres tú y no hay que buscarla en ninguna otra parte.

Hace un tiempo escuché a un conferenciante decir, que es muy fácil enamorarse, pues enamorarse lo hace cualquiera, pero lo que no es fácil, es seguir enamorado por toda la vida y para ello necesitamos un esfuerzo mayor, un esfuerzo especial.

No sólo debemos ver qué tan felices somos, sino qué tan felices son las personas que están a mi alrededor, o más bien, qué tanto estoy aportando para que mis seres queridos sean felices.

También quiero compartir una experiencia que me parece muy interesante: traten siempre de aprender todo lo bueno de su pareja, enriquézcanse lo más que puedan con esto. En lo personal creo que es maravilloso.

La sinceridad es maravillosa, siempre que tengan algo que decirse que sea en privado, en tono amable, nunca cuando estén enojados, ya que pueden decirse cosas que después se pueden arrepentir. Ahora me viene a la mente una anécdota que oí, se trata de una pareja que estaba festejando sus 50 años de feliz matrimonio y les preguntan qué cuál era el secreto para haber permanecido tanto tiempo unidos y el señor comenta que cuando él le propuso matrimonio a su esposa, ella le dijo que se casaría con él con la condición que cuando estuviera enojado, antes de hablar con ella le diera diez vueltas a la manzana lo más rápido que pudiera. Y así lo hizo, así es que cuando regresaba a su casa lo único que decía era "agua por favor".

Y para teminar los dejo con el título de un libro que me encantó, el autor es Leo Bucaglia, el libro se titula VIVIR, AMAR Y APRENDER. Y el libro se resume en dos palabras: "Lo más importante en la vida es AMAR Y APRENDER".

Felicidades de mi parte.


domingo, 22 de junio de 2008

¿Carne?, no gracias

Hola, espero que puedan leer esta pequeña introducción de un libro que hace algún tiempo deseo comprar, pero que está agotado.

Luisa Tere

¿Carne? No Gracias

"Nada beneficiará la salud humana ni incrementará nuestra oportunidad
de sobrevivir en la tierra más que la evolución hacia una dieta vegetariana"
- Albert Einstein

Por Maru Vigo (*)

El vegetarianismo y especialmente el veganismo no se producen de la noche a la mañana. Es una decisión que se produce luego de una cuidadosa evaluación cuando el individuo está física, mental y espiritualmente preparado para evolucionar a una escala mayor de pensamiento y sensibilidad éticos. Es un hecho que se produce cuando nuestra compasión y respeto por nuestro cuerpo, el mundo en el que vivimos y las demás criaturas vivientes alcanza su cúspide.

Los intereses creados de grupos que sólo persiguen un afán de lucro en complicidad con los medios de comunicación masiva se han encargado de realizar un completo lavado de cerebro a la población mundial desde épocas inmemoriales. A diario somos bombardeados por la propaganda de la industria de la carne. Se nos dice que es esencial para el sano desarrollo de los niños, que es vital para el crecimiento y que sin ella moriríamos. Ciertamente no podría estar escribiendo este artículo si eso fuera cierto.

Cínicamente, en forma de dibujos animados, se presentan animales de granja que, sonrientes, incentivan su propio consumo. Las sonrisas de las propagandas no muestran la terrible verdad y la insana crueldad que las granjas factorías se empeñan en ocultar.

En los mercados de los países latinoamericanos los vendedores de carne se precian de ofrecer "carne fresca" pues los animales –especialmente las aves– son aniquiladas prácticamente ante nuestros ojos o en mataderos donde la crueldad prevalece y las más mínimas condiciones higiénicas son inexistentes. Por otra parte, en los Estados Unidos la carne se ofrece al público en inmaculados paquetes que a simple vista no dejan ver lo que verdaderamente se oculta en su presentación.

A mí, particularmente me bastó visitar un matadero para convertirme en vegetariana y posteriormente en vegana. Nunca podré olvidar lo que ví: reses eliminadas a puntillazos que se clavaban en cualquier lugar de sus cráneos; animales vivos luchando desesperadamente en el aire antes de recibir el corte de sus yugulares para desangrarse lentamente; alfombras negras de moscas y restos malolientes y putrefactos; reses que al abrírseles el vientre mostraban el feto ya desarrollado de un ternero que no alcanzó a nacer; hombres duros, ensangrentados y vulgares que se divertían insanamente con cada corte; sudor, escupitajos y sangre entremezclados en el piso y tal vez lo más triste, niños, perros y ratas disputándose un trozo de carne contaminada no solamente por los antibióticos, hormonas y pesticidas con los que se cría al ganado, sino también por la adrenalina segregada por estos animales al percibir una muerte brutal y cercana.

La mayoría de las personas en el mundo no han tenido la oportunidad de pasar por esta aleccionadora experiencia, pero, en mayor o menor escala, con alta tecnología o sin ella, esto es exactamente lo que sucede en cada matadero del mundo. Al fin y al cabo, la crueldad es siempre la misma.

Las consecuencias de comer animales también son las mismas: múltiples enfermedades cardíacas, cáncer, artritis, esteroesclerosis y osteoporosis. Si a esto añadimos la destrucción progresiva de los bosques tropicales, la erosión del suelo, la escasez de agua y el incremento del hambre mundial comprobamos que éste no es un asunto al que le debamos restar importancia.

Nuestro planeta no sólo está enfermo por la polución, el hambre y las guerras, sino que también se muere de a pocos por la indiferencia e irresponsabilidad con las que el ser humano lo trata.

Uno de los privilegios que los seres humanos frecuentemente olvidan es la posibilidad de cambiar y convertirse en mejores personas cada día. La posibilidad de convertirse en personas éticas y compasivas para con todos los seres que nos rodean, empezando con nosotros mismos.

En la actualidad, las alternativas vegetarianas y veganas se encuentran al alcance de todos y constituyen verdaderas fuentes protéicas que nutren nuestros cuerpos de una manera adecuada, saludable y libre de crueldad. Inclusive la comida típica de nuestros países iberoamericanos en la que la carne constituye el plato principal y casi obligatorio, puede convertirse en deliciosas opciones vegetarianas o veganas con un poco de creatividad y determinación.

Concluimos entonces en que el cambio a una dieta vegetariana o vegana debe llegar en el momento preciso en el que el individuo está listo para aceptar tal compromiso.

Estos cambios han creado polémicas, resistencias y conflictos, pero cuando comprobemos que nuestro cuerpo se encuentra sano y lleno de energía; cuando tengamos la certeza de no estar contribuyendo al hambre de los pobres y nos demos cuenta de que nuestros platos y nuestras conciencias están limpias de sangre y sufrimientos, sabremos que nuestra elección fue la correcta.


(*) Maru Vigo ha estado involucrada en el movimiento por los Derechos de los Animales desde 1980 y es actualmente la Directora de AnimaNaturalis Arizona, USA. Originaria de Lima, Perú, Maru reside en Arizona donde, además de activista, se desempeña como traductora profesional y educadora. Es miembro de People for the Ethical Treatment of Animals (PETA) y ha trabajado muy de cerca con Ingrid Newkirk, quien incluso hace mención a su trabajo en su último libro, Making Kind Choices.

"Cada quien para su santo" en economia

Un muy buen artículo de Jorge Suarez-Vélez de Inversión Sin Fronteras para Yahoo Finanzas. Este articulo trata de exponer las causas y eventualmente una solución de la crisis económica internacional, por la cual estamos atravezando en el mundo. Desgraciadamente las tendencias señalan la falta de cooperación o como decimos "Cada quien para su santo".

Cada quien para su santo 20 de junio de 2008, 04:00 AM

En la teoría de juegos se presenta un problema interesante en el llamado dilema del prisionero. En su forma clásica, la situación se presenta así: la policía arresta a dos sospechosos pero no tiene suficiente evidencia para condenarlos. Los separan y les ofrecen el mismo trato. Si uno testifica y traiciona al otro, el traidor sale libre y el traicionado tendrá la pena máxima de diez años en prisión. Si ambos permanecen en silencio, se les dará a ambos una condena menor: de seis meses. Si ambos se traicionan mutuamente, recibirán una pena de cinco años cada uno.

Lo que hace este problema interesante es el hecho de que la solución óptima, aquella en la que la suma de las condenas es menor, no es la que es óptima para cada uno de ellos por separado. Uno tiene que tener al otro en mente para tomar la mejor solución colectiva.

A veces, entre los países ocurren situaciones similares. A cada país por separado le gustaría tener la posibilidad de beneficiarse solo de alguna situación, pero frecuentemente la solución óptima para todos en su conjunto es cuando cada uno de ellos asume algún nivel de costo individual.

¿A dónde voy con tan rebuscada introducción? Déjeme explicar. Hace casi exactamente tres años fui invitado a dar una plática en la Ciudad de México y en ésta dije que los problemas económicos del mundo estaban siendo originados por importantes desequilibrios. Por una parte, había fuerte crecimiento económico en China y otros países asiáticos pero éste era exacerbado por monedas locales artificialmente subvaluadas. Mientras tanto, Estados Unidos mostraba altos niveles de crecimiento a partir de un insostenible gasto en consumo. Y Europa mantuvo, simultáneamente, niveles de beneficios y prestaciones para su pueblo imposibles de sustentar a largo plazo.

Ahora, podemos afirmar que esas variables están forzando un colapso al haber llegado a un punto extremo. Empecemos por el crecimiento chino. El problema de mantener un tipo de cambio artificialmente sesgado es que, si bien la fuerza exportadora se vuelve un enorme estímulo para el crecimiento económico, la gran entrada de monedas fuertes –como resultado de la venta en el extranjero de lo que producen- fuerza a una acelerada emisión de moneda local –en este caso yuán- para comprarlas. Si ésta se deja en circulación, genera presión inflacionaria, por lo que es necesario recurrir a "esterilizar", es decir, emitir bonos para recoger liquidez del mercado.

Este proceso ha llevado a una escandalosa acumulación de reservas internacionales, cerca de dos billones (millones de millones) de dólares; y se han vuelto el principal acreedor de los Estados Unidos, pues tienen una enorme cantidad invertida en bonos emitidos, principalmente, por el gobierno y por agencias federales.

La colosal acumulación de ahorro, reciclado a los Estados Unidos, es el factor que financió la fortísima demanda de los consumidores estadounidenses por bienes importados. El importar miles de toneladas de bienes baratos producidos en China y otras economías asiáticas permitió un largo período de expansión en el consumo sin generar presión inflacionaria. Al final del día, China no sólo ofrecía ilimitados bienes baratos, sino también una oferta igualmente ilimitada de trabajadores dispuestos a producir a cambio de una fracción de los ingresos que recibiría un obrero estadounidense. Simultáneamente, los trabajadores de la unión americana pudieron concentrarse en el sector de servicios, a todas luces más rentable.

Desafortunadamente, así como el fuerte crecimiento en las exportaciones era expansivo para la economía china, el simétrico crecimiento en las importaciones estadounidenses amenazaba con generar una presión de contracción a la economía. La única forma de evitarlo fue con una extraordinaria expansión en el consumo que era imposible de financiar con sueldos y salarios ordinarios; se hizo indispensable generar crédito abundante que llevó a niveles de endeudamiento sin precedente. No necesito decirles que ésa es la raíz de la crisis crediticia que hoy aqueja a Estados Unidos y Europa.

Europa enfrenta, también, la resaca de décadas de gobiernos complacientes, de semanas laborales de 35 horas, bajas edades de retiro, dos meses de vacaciones pagadas, etcétera. El resultado es que el crecimiento en la productividad europea es la mitad del de empresas estadounidenses (lo cual las saca de mercado) y es, en parte, atribuible a las cortas jornadas laborales; que la migración de empresas hacia regiones como Europa del este -donde no tienen que pagar los exagerados niveles de prestaciones- está provocando alto desempleo; y donde la presión salarial de los malcriados trabajadores está provocando presión inflacionaria e incrementando la posibilidad de que el banco central europeo suba tasas de interés, lo que potencialmente fortalece al euro –matando la capacidad exportadora- y provoca menor crecimiento económico.

A corto plazo, es interesante ver que las economías europeas, ávidas de recursos para gastar, han recurrido a recortar gastos relevantes como el militar, poniéndose cómodamente debajo del manto de protección estadounidense. Esto a pesar de estar igualmente preocupados por amenazas geopolíticas como las provenientes de Irán y de extremistas islámicos (mucho más cercana que en Estados Unidos, en países como Francia). El gasto militar de Estados Unidos (711 mil millones de dólares, 48% del gasto mundial) es ya más del doble que el de toda Europa junta (289 mil millones de dólares, 20% del total); a pesar de que el PIB europeo es más grande. Es un hecho que el próximo presidente estadounidense, quien quiera que sea, les pasará la factura y exigirá que contribuyan más en la lucha por causas comunes.

Claramente, las correcciones y el proceso de rebalancear las economías ocurre con ayuda de los políticos o a pesar de ellos. En el caso de Estados Unidos, la demanda por importaciones está decreciendo conforme la crisis crediticia ha forzado a la Reserva Federal a bajar tasas de interés y ésta lleva a que el dólar se devalúe, haciendo los bienes importados prohibitivamente caros.

En el caso de China, el yuán se ha empezado a revaluar, en contra de los deseos del Banco del Pueblo de China, el banco central. La presión inflacionaria se ha desbordado, a pesar de la abundancia de mano de obra, y la fuerte dependencia al dólar –apuntalada en la descomunal cantidad de billetes verdes en sus arcas- se ha vuelto contraproducente ante la política monetaria estadounidense diseñada para combatir una inminente recesión en casa y no para echarle gasolina al incendio económico chino. La pregunta es si podrán conseguir los altos niveles de crecimiento que han alcanzado en las últimas décadas, y cómo podrán estimular al gasto en consumo chino para compensar por la baja en el gasto estadounidense. Con condiciones demográficas complicadas, necesitarán que los chinos consuman más, ahorren menos y que al hacerlo no generen presión inflacionaria. Igualmente, requerirán de un esquema cambiario infinitamente más flexible que el que han tenido.

Europa tendrá que implementar reformas importantes. Tienen que flexibilizar su régimen laboral, trabajar más horas y entender que no hacerlo los pone en un trayecto directo hacia una colisión que provocaría conflictos sociales sin precedente, y/o la quiebra de algunos países miembros de la euro-zona. La única forma de fomentar el empleo es con la posibilidad de despedir trabajadores sin que se le venga el mundo encima al empresario. Eso hoy es imposible en países como Holanda o Francia donde el paternalismo sindical alcanza matices absurdos.

Igualmente, Europa tiene que enfrentar tarde o temprano sus problemas demográficos. Con los altísimos niveles de prestaciones y el temprano retiro de los trabajadores. En unos años será imposible para los jóvenes mantener el nivel de vida que el estado les ha garantizado a los viejos. O las expectativas de beneficios para quien se retira se ajustan, o habrá una salida masiva de la región de jóvenes no dispuestos a pagar tasas impositivas absurdas para mantener a los viejitos. Por ello, la posibilidad de incorporar a la euro-zona a países poblados y jóvenes como Turquía se tiene que poner sobre la mesa, a pesar de la complejidad logística de hacerlo. Recordemos que lo único que hace que Estados Unidos no tenga problemas demográficos similares, es el alto nivel de inmigración que han gozado en las últimas décadas.

Como en el dilema del prisionero, la solución que optimizaría la situación global es que cada uno de los países o regiones en cuestión estuviese dispuesto a pequeños sacrificios en busca de estabilidad y crecimiento global. Pero ni los políticos estadounidenses, ni los chinos, ni los europeos, quieren ser quienes les pidan a sus pueblos que se aprieten el cinturón y piensen en el largo plazo.

Como dije antes, de lo único que podemos tener certeza es de que la situación se va a equilibrar tarde o temprano. La pregunta es si eso ocurrirá con un daño colateral mayor si cada quien hace lo que cree le conviene, o menor, si se logran niveles de cooperación aceptables. A juzgar por el pasado reciente, por el ínfimo acuerdo con respecto a problemas importantes como el de cambio climático, y por la falta de consenso con respecto a la solución de situaciones vergonzosas como Darfur, parecería inocente el estar demasiado optimistas.

sábado, 21 de junio de 2008

Sobre el costo de los cuidados médicos en Estados Unidos...

Interesante artículo sobre le porque de los altos costos de los cuidados médicos en los Estados Unidos.

Why Does Health Care Cost So Much?

By Shannon Brownlee, July & August 2008 AARP Magazine

Even as millions aren't getting treatments they vitally need, a leading medical journalist argues that the main culprit in the soaring cost of American health care is actually overtreatment and all that extra care is making us sick

Sandy and Charlie Murphy never imagined that paying for health care could put everything they owned at risk.

In 2002 the Murphys and their two sons were living a comfortable middle-class life in Scottsdale, Arizona, where Charlie, now 59, worked as a manager for Charles Schwab and where Sandy, now 60, was a part-time child advocate for the state. Then, in rapid succession, Charlie got laid off; Sandy quit to care for a son with health problems; Charlie discovered that his new employer set a $100,000 cap on lifetime medical-claim payments, necessitating a secondary policy; and the Murphys found themselves struggling to pay for health care. In 2006 their medical costs came to $25,000, most of it to cover insurance premiums—more than their annual mortgage payments.

Why does basic health care cost so much? That's a question you won't hear much in the news, despite the fact that the topic of health care is front and center in this year's presidential race. The issue of cost has understandably taken a back seat to our concerns about the 47 million Americans who have no health insurance. Millions more, like the Murphys, are underinsured—covered so thinly that a single catastrophic illness could wipe them out financially. Even Americans who are fully insured by an employer or Medicare are paying more out of pocket, largely because medical costs are skyrocketing. According to the Congressional Budget Office, in the past 30 years health care spending has risen 2 percent faster annually than the rest of the economy. In 2007 the total U.S. health care bill came to $2.3 trillion—more than we spent last year on food.

What do we get for all that money? Politicians are constantly telling us we have the best health care in the world, but that's simply not the case. By every conceivable measure, the health of Americans lags behind the health of citizens in other developed countries. Our life expectancy is shorter than that of citizens in Canada, Japan, and all but one Western European country. We rank 43rd in the world in infant-mortality rates, behind Cuba, the Czech Republic, and the United Kingdom. We are no less disabled by disease than citizens of most developed nations, and our medical care is, with few exceptions, no better at helping us survive specific diseases. For instance, the mortality rate from prostate cancer in the United Kingdom is virtually the same as it is in the United States, despite the fact that the disease is treated far less aggressively in the U.K.

Why, then, is our health care so astronomically expensive? Let's look at some of the conventional beliefs.

We don't ration care Unlike citizens in the U.K. and Canada, we don't have to wait weeks for elective surgery or an MRI. But when researchers from the Johns Hopkins Bloomberg School of Public Health looked at the 15 procedures and tests that account for the majority of waiting lists in other countries, they found that they amounted to just 3 percent of costs in the United States, not nearly enough to explain the huge difference in spending.

Malpractice is the culprit Doctors say their worries about lawsuits drive them to order costly tests and procedures that their patients do not actually need. Malpractice reform will help save money, but not as much as some people believe. The Congressional Budget Office estimates that while tort reforms could lower malpractice-insurance premiums for physicians by as much as 25 to 30 percent, the overall savings to our health care system would be a minuscule one-half percent.

Inefficient insurance companies are to blame We devote nearly a third of our health care dollars to administrative costs paper pushing, in effect. (Canada's single-payer system, by contrast, is a model of efficiency, spending only about 16 percent of its health care dollars on administrative overhead.) If we could be as efficient as Canada, we could save $360 billion each year. That's a lot of money, but it's only about one seventh of our total health care spending.

What Can Be Done to Fix Health Care
In the past decade the skyrocketing cost of health care has had a devastating impact on American families and employers. Nearly a half-million people file for bankruptcy every year because of high medical costs. Another 47 million lack health insurance altogether. Clearly, the system needs reform. Jim Jaffe

View chart: Five Proposals to Repair a Broken System

Consumers aren't shopping wisely The moral-hazard argument says that because people don't pay out of pocket, they use more-expensive health care than necessary. Moral hazard says we go to the doctor when we don't really need to; we insist on getting a CT scan for a twisted ankle when ice and an Ace bandage will do. Experts will tell you that as many as one in four doctor's-office visits are "social calls," and nearly half of emergency room visits are for care that could have been handled in a nonemergency setting. But even this argument doesn't explain why health care costs so much. That's because 20 percent of patients account for 80 percent of spending, and that 20 percent is made up mostly of the chronically ill. These patients are often sick with multiple conditions—such as diabetes, heart disease, and high blood pressure—and more than half of the money we devote to caring for them is spent when they are in the hospital. People who are sick enough to be hospitalized are generally too ill to be insisting on certain tests or procedures.

Indeed, perhaps the most significant reason Americans are drowning in health care debt may shock you: Americans are getting far too much unnecessary care. Of our total $2.3 trillion health care bill last year, a whopping $500 billion to $700 billion was spent on treatments, tests, and hospitalizations that did nothing to improve our health. Even worse, new evidence suggests that too much health care may actually be killing us. According to estimates by Elliott Fisher, M.D., a noted Dartmouth researcher, unnecessary care leads to the deaths of as many as 30,000 Medicare recipients annually.


The Geography of Health Care

For many Americans the idea that doctors are giving us care we don't need—and that may actually be harming us—may seem hard to believe. All too often, our interactions with the health care system make us feel that far from getting too much care, we're getting barely enough. We wait weeks for an appointment, we're rushed through the visit in ten minutes, and when we go to fill the prescription the doctor wrote, we're told our insurance company won't pay for it.

Indeed, one recent study found that due to inefficiencies and the lack of clear standards, patients had just a 50-50 chance of receiving flu shots, aspirin or beta-blockers (for those who had had a heart attack), antibiotics (for those with pneumonia), and other treatments that have been shown to improve health.

$500 BILLION

amount that Americans spend annually on unnecessary care

At the same time, a mountain of evidence suggests we also are getting care we don't need. To understand the reasons, it helps to take a look at studies pioneered nearly 40 years ago by John E. Wennberg, M.D., director emeritus of Dartmouth's Institute for Health Policy and Clinical Practice. As a young researcher at the University of Vermont, Wennberg discovered that there appeared to be little connection between the availability of medical services, the care that people needed, and what they actually got. For example, in Middlebury, a small town south of Burlington, fewer than 10 percent of children under the age of 16 had their tonsils removed. In Morrisville, about a two-hour drive away, nearly 70 percent of children had the procedure. Middlebury wasn't suffering from a shortage of doctors or hospital beds, and their children weren't getting fewer sore throats than the children of Morrisville. It turned out that the Morrisville doctors simply believed a more-aggressive approach was best, even though there was no scientific evidence to support that belief. Once Wennberg pointed that out to the Morrisville doctors, they began doing fewer tonsillectomies.

Since then, researchers at Dartmouth and other academic institutions have continued to find wide discrepancies in how much care patients receive in different parts of the country—and the differences can be stunning. For example, if you are a Medicare recipient and you have a heart attack in a region where doctors practice less aggressive care, like Salt Lake City, your care will cost Medicare about $23,500 over the course of a year. But if you have your heart attack in a place like Los Angeles, the bill will be closer to $30,000.

The wide gulf in spending between the two cities is not because of different prices. Sure, everything costs a bit more in Los Angeles, including nurses' salaries and the laundering of hospital linens, but not enough to account for the extra amount Medicare pays for a heart attack. The reason the same patient's care costs more there than in Salt Lake City is that doctors and hospitals in Los Angeles tend to give their patients more tests, procedures, and surgeries, and their patients tend to spend more days in the hospital.

But here's the important part. All that extra care in L.A. doesn't lead to better outcomes. As it turns out, heart attack patients who receive the most care actually die at slightly higher rates than those who receive less care.

How can more health care be harmful? Just ask Susan Urquhart, 66, an Ann Arbor, Michigan, woman who underwent a hysterectomy she now says was "the worst decision I've ever made in my life." For several years her gynecologist had been urging her to undergo the procedure to treat uterine fibroid tumors, benign growths that can sometimes cause heavy bleeding.

"I had heavy bleeding—I'd had it for years," says Urquhart. "But it wasn't interfering with my life." Even so, her gynecologist warned her that the fibroids were growing and said that the best treatment was to remove Urquhart's uterus and ovaries. Despite Urquhart's misgivings about undergoing a surgery for symptoms that did not seem terribly troublesome, she finally consented.

30,000

number of Medicare recipients who die each year as a result of unneeded care

Within weeks after the procedure, she discovered that the side effects of the surgery were far worse than the symptoms caused by her fibroids. Plunged instantly into menopause by the removal of her ovaries, Urquhart had trouble sleeping and began suffering hot flashes and drenching night sweats. Next, she began having trouble with bladder control, a common symptom among women who undergo a hysterectomy. And then her sex drive evaporated. Worst of all, Urquhart's procedure may not have been necessary in the first place. In one recent study, a panel of gynecologists reviewed the records of 497 women who were told to have a hysterectomy. In 367 cases—70 percent—the panel found that the surgery was not needed. And recommendations, in force since the early 1990s, that gynecologists try less-invasive treatments first have had little effect on the number of surgeries being performed around the country. To this day, according to Ernst G. Bartsich, M.D., clinical associate professor of obstetrics and gynecology at Weill Cornell Medical College in Manhattan, one in three women has had a hysterectomy by age 60, and one in two by age 65.

Unnecessary hysterectomies are but one example of how overtreatment can do more harm than good. Patients undergo back surgery for pain in the absence of evidence that the surgery works. They contract lethal infections while in the hospital for elective procedures. They suffer strokes when they undergo a surgery that, ironically, is intended to prevent stroke. And each year they undergo millions of tests—MRIs, CT scans, blood tests—that do little to help doctors diagnose disease.


So Why Do Doctors Do It?

Many physicians believe that demanding patients are the reason they are delivering so much unnecessary care. Patients insist on getting a prescription for a drug they saw advertised on TV, or on getting an unnecessary and pricey imaging test, such as a CT scan. Doctors comply for fear the patient will leave them for another physician, or because explaining why a drug or a test is unnecessary takes too much time. As one pediatric specialist told me, he'd rather send a child for an unnecessary imaging scan than fight with the kid's parents, who will only think he's incompetent because they know their child needs a scan.

Other doctors insist that malpractice suits are the culprit when it comes to rising costs. Though malpractice-insurance premiums and payouts constitute only a tiny fraction of our national health care bill, the fear of being sued causes physicians to order unnecessary tests, send patients to specialists, and sometimes even do needless procedures.

Why? Because doctors believe patients will be less likely to go to a lawyer if they think the doctor did everything possible—even when doing so doesn't help the patient or causes harm, as in Susan Urquhart's case. Statistics back this up. The top reason for malpractice payouts involves the failure on the doctor's part to diagnose a disease.

Online and in person, doctors talk openly about this defensive medicine. "We practice defensive medicine so often, every day, all the time, we aren't even aware we are doing it," says Robert P. Lindeman, M.D., a Natick, Massachusetts, pediatrician.

Shawn D. Newlands, M.D., a professor of otolaryngology at the University of Texas Medical Branch in Galveston, says, "You have a patient who comes in with hearing loss. It might be an acoustic neuroma, a very rare [slow-growing] tumor." Some doctors order an MRI for every patient who walks in the door complaining of hearing loss, says Newlands. But a more rational approach is to explain to the patient that there is only a small chance of a tumor. The doctor should say, "Let's check your hearing in six months." But many doctors don't do that, says Newlands, because they worry the patient will go to a physician down the street, who will find a tumor, and the patient will turn around and sue the doctor who suggested waiting. He says, "It's cheaper for the doctor to abuse the system and order an MRI for every patient with hearing loss."

50%

portion of surgeries, tests, and procedures that are not backed by scientific evidence

Two other hidden forces are pushing overtreatment. One is the local supply of medical resources. In many parts of the country there are more specialists and more hospital beds than necessary, and the doctors in those regions tend to practice more-aggressive care, hospitalizing patients unnecessarily and referring their patients to other specialists, who then perform more unneeded procedures and tests. The other hidden spur toward overtreatment occurs in the way our health care system is set up. Sometimes, providers deliver unneeded care because they get paid more when they do more. Most of our caregivers are still paid through a system known as fee for service. They are reimbursed for each office visit, each day a patient spends in the hospital, and each test or surgery performed. This means that health care providers have every incentive to give patients more care, not better care.

All too often—but what's not well-known by the public—is that many physicians don't even know what better care is. The prestigious Institute of Medicine recently published a report that estimates that only about half of what doctors do today is backed up by valid, scientific evidence. The rest? Many procedures and tests are based on medical tradition or on unproven and potentially faulty assumptions about how the body works.


Looking for Solutions

What all of this suggests is that efforts to rein in our health care costs will have to address the huge number of unnecessary tests, surgeries, doctor visits, and days in the hospital that are all helping to drive up our national medical bill. There are no easy solutions, but let's look at some of the critical areas where a change in practices—and attitudes—is needed.

• Health information systems Though the technology exists to put all of our medical records online, few hospitals or health care systems in the country have invested in it. In most hospitals, paper records not only waste time but also lead to duplication of effort, creating more costly errors. An estimated 20 percent of tests and radiological scans are repeated simply because they can't be located or can't be transmitted from one doctor to another in a timely fashion.

• Shared decision making Doctors say they practice defensive medicine in part to avoid malpractice suits. But a better solution would be reforms that encourage doctors to spend the time needed to explain to patients the tradeoffs between potential treatments. Called shared decision making, this kind of interaction could provide more personalized medicine and would also reduce unnecessary care. Evidence suggests that patients who are truly informed about the risks and benefits of a treatment or a test are more satisfied with the choices they make and often less likely to want expensive invasive procedures. One challenge: Physicians would need protection from lawsuits brought by patients who had a bad result from a less-aggressive approach.

• Evidence-based research It is essential that we gather better scientific evidence for what works in medicine, what doesn't, and for which patients—and get the word out to doctors. Take the example of spinal fusion to treat acute back pain. We spend more than $16 billion each year on spinal fusions, even though there has never been a rigorous government-funded clinical trial showing that the surgery is superior to other methods of relieving back pain.

• New ways of paying doctors and hospitals To avoid falling into the fee-for-service trap, many of the health care systems that offer the highest quality care have their doctors on salary. Doctors at the Mayo Clinic, for example, all work on salary. This idea is not popular with specialists, the doctors who earn the highest incomes, but many primary care physicians may be willing to try it. Offering decent salaries to primary care doctors would save money by encouraging them to spend the time needed to provide high-quality, low-cost care.

What You Can Do Now

Many of the reforms needed are out of the hands of the ordinary patient. But there are a few things you can do to protect your health as well as your pocketbook. Use these strategies to avoid getting care you don't need—and probably wouldn't want if you understood the risks involved.

1. Find a doctor who communicates Most of us need a primary care doctor who can clearly explain what ails us and the possible ways to treat it. If you have a physician who does this, stick with him or her. If your current doctor tends to rush you or doesn't explain things well, tell him or her you need more time.

2. Coordinate your own care Talk to your primary care doctor about making sure he or she sees copies of your medical records from all your various doctors. Somebody besides you needs to know what all your physicians are doing—including all procedures, tests, and drugs they've prescribed. This is especially important if you are on multiple drugs or have a chronic condition, such as diabetes or an autoimmune disorder, that requires visits to multiple specialists.

3. Get the right specialist If you or a loved one is facing a serious illness, find yourself a palliative-care doctor. Physicians trained in this specialty have a particular expertise in the control of pain. They are also trained to coordinate the care among your various doctors.

4. Find out what difference a test or procedure makes Ask your doctor what he or she expects to learn from the test and whether the results will make a difference in your treatment.

5. Weigh the benefits and risks If a physician recommends a surgical procedure, ask what will happen if you decide not to do it—or if there is a less-invasive treatment option.

No one believes that reforming our national health care system will be easy. In fact, it is likely to be painful and will take many years to implement. But as the presidential campaigns move forward, our political candidates will have to address the rising cost of medicine, and if they're honest with us, they will also discuss the problem of unnecessary care.

Shannon Brownlee is the author of Overtreated: Why Too Much Medicine Is Making Us Sicker and Poorer (Bloomsbury, 2007).


martes, 10 de junio de 2008

Mi dieta - Mi estilo de vida - My way - Testimonio

Hola soy Eduardo el esposo de Luisa Tere

Quiero dar un testimonio. Soy vegatariano por adopción, despues de cinquenta y tantos años de ser carnivoro.

Sufro de muchas afecciones que no son propias de la edad, ni del sexo, sino del exceso de peso: diabetes II, hipertensión, colesterol y trigliceridos altos, apnea, gota, mala circulación con reflujo en venas de la pierna, hongos en las uñas de los pies, glaucoma, falta de aire al respirar, etc. Aunque la herencia y el factor raza cuentan, todos estos achaques tiene su origen en el sobrepeso y en el descuido de muchos años que fue interfieriendo mi metabolismo y la falta de ejercicio hasta que ahora tengo que tomar en forma permanente muchas medicinas orales e insulina de largo plazo en la noche inyectada, así como usar una aparato de presión de aire positiva llamado CPAP para dormir.

Había pensado seriamente en la opción de hacerme una operación bariátrica para así poner fin al sobrepeso y a este montón de enfermedades asociadas. Estaba cercano al indice de masa corporal de 40 necesario para ser "candidato" a la operación bariátrica, que dicho sea de paso tiene muchas posibles consecuencias y efectos además de que para muchas personas es también pasajero como tantas dietas.

Quiero contarles que he estado en inumerables dietas y tratamientos para bajar de peso, pastillas e inyecciones de hormonas: dieta de la toronja, de la naranja, del nopal, dieta de Atkins, de Southbeach, y muchas otras que solo me han traido el efecto "rebote" es decir un aumento mayor de peso cuando las deja. La solución tenía que ser drástica.

El libro del Dr. Neal Barnard director del Comité de Médicos para una Medicina Responsable (PCRM) "Dr. Neal Barnard’s Program for Reversing Diabetes" y una conferencia que asistí donde presentó su libro, me convencieron de tratar no con cierto recelo este tipo de dieta. Mi esposa LuisaTere vegetariana desde hacía mucho tiempo y vegana reciente me animó y me dió su apoyo. La dieta con bases cientificas se apoya en unas recomendaciones sencillas: una dieta, mejor dicho un estilo de alimentación vegana, bajo en grasas, libre de grasas animales y de aceites vegetales añadidos. Promete el bajar de peso y controlar la diabetes,la hipertensión y el colesterol, sin contar calorías, cortar porciones o abandonar carbohidratos. En mi caso el tomar cierto tipo de medicamentos como Lisinopril(TM), Actos(TM), Simvastatin(TM), Glucophage(TM), Glyburride(TM) y otros y por supuesto la insulina que dicen explicitamente que tienen como efecto secundario el aumentar el peso o al menos no dejar de bajarlo, o sea tengo las medicinas en contra.

Busque un médico que fuera compatible con esta filosofía para hacerme el seguimiento y lo encontré en un colega del Dr. Neal, el Dr. Mark Sklar de la Universidad de Georgetown; también tenía que tener el seguimiento de una dietista vegetariana que creyera en esto, me costó trabajo encontrarla pero fué en la nutrióloga Shelley Alspaugh del grupo de dietistas Rebeca Bitzer.

Armado de todo lo anterior estoy tratando de formar mi estrategia de bajar de peso y mantener este nivel.

En Febrero de 2008 pesaba 238 lbs y tenía una cintura de 47.8 pulgadas.
En Junio de 2008 pesaba 228 lbs y tenia una cintura de 44.5 pulgadas.

A continuación parte de mi estrategia:


  1. Comer para no tener hambre, recuperar el sentido de saciedad que hemos perdido, comer pero no llenarse jamás.

  2. Comer bien en el desayuno, bien en el almuerzo y limitarse en la cena. Esto es especialmente para las personas que como yo que trabajamos hasta tarde y llegamos a cenar y acostarnos, pues no hay tiempo y al dia siguiente tenemos que trabajar.

  3. Permitir el comer entre comidas, pero sólo si se tiene hambre. Eso de que comer entre comidas engorda, no es cierto es mejor el comer poco y seguido que mucho y de vez en cuando. En mi caso los refrigerios son sencillos: fruta como manzana en la mañana y en la tarde gelatinas sin azúcar, fresas, pudin sin azúcar, yogurth sin grasa. En la noche a veces tomo una paleta de nieve de agua sin azucar.

  4. Tratar de dormir bien, suficiente y no limitarse, eso significa en mi caso al menos 8 horas diarias y un poco más el fin de semana. El fin de semana incluso permitir el tomar una breve siesta.

  5. Beber agua abundamente, no dejar deshidratarse. En mi caso además el tomar agua adicional antes de la cena, añade un factor de saciedad. Eliminamos los refrescos totalmente aún los de dieta y aunque consumimos aguas con aditivos y endulzantes artificiales tipo Crystal Light (TM), se eliminan gradualmente. La deliciosa cerveza se deja y sólo en alguna fiesta puede uno probar una y solo una. Por supuesto que los licores y bebidas alcoholicas con azúcar están eliminados. Alcoholes más secos como una copita de tequila está permitida de tiempo en tiempo, cuidado que no se haga un hábito y limitarla pues despierta el apetito que es lo que queremos inhibir. Claro seguimos con la permisión de tomar hasta un vaso de vino tinto al dia (en la noche) que ayudan al sistema circulatorio y tiene propiedades anti-oxidantes y flavonoides, esto me lo recomendó mucho el Dr. Cigarroa de Laredo Texas.

  6. Eliminar el azúcar y la sal. El azúcar por su poder de incrementar rápidamente la glucosa en la sangre y la sal por la hipertensión. Limitar aunque está permitido el uso de endulzantes artificiales dando preferencia al Splenda (TM) y a la sacarina; para la sal usamos Nu-Salt(TM) que es una sal basada en potasio y libre de sodio. Tratamos de limitar ambos tipos de saborizantes para poder asi educar el paladar a saborear los sabores naturales y no tener ningún consecuencia secundaria.

  7. Hacer ejercicio regular. Ni hablar esto resulta de lo más importante para bajar el nivel de glucosa en la sangre, tiene que ser parte de nuestra rutina diaria, para lo cual debemos de manejarlo bien y planearlo y disfrutarlo. Lo mejor es tener compañia, si no se puede, entonces trate de hacerlo en un gimnasio o caminar en las calles al menos 30 minutos seguidos y aumentar la intensidad y tiempo poco a poco. Se sienet el beneficio en el cuerpo, en la digestión y claro en la cintura. Haga los ejercicios que mas le gusten pero al menos 30 minutos seguidos de ejercicio aerobico.

  8. Evacuar al menos una vez al dia. Si se come bien en forma regular, se toma fibra y se hace ejerecicio, entonces s enotarán los resultados. Se hace casi sin esfuerzo y la evacuación es consistenete y con menor olor.

  9. Eliminar aceites, aún el aceite de oliva; en esto hace mucho énfasis el Dr. Neal Barnard. Existen mucha sformas de evitar lo frito: asando, poniendo la comida en el asador tostándola o usando muy poquito aceite con un rociador de spray cuando es necesario. Enfin, el método de utilizar horno de convección (aire caliente) es muy bueno y se pueden tener muchos alimentos con la sensación crujiente pero sin ser fritos. Hay que tener un buen horno de convección como los llamados "Perfectionner"

  10. Tomar fibra y suplementos de fibra. La fibra no sólo permite evacuar regularmente y sin esfuerzo sino que además satisface (llena) y en adición no deja que otros alimentos tomados simultaneamente sean digeridos totalmente. Esto último resulta ser muy importante pues en la vida de uno a veces tiene que ir uno a invitaciones donde hay antojos. Pues bien es imporatante que antes de estos y en comidas especialmente donde va a haber muchos carbohidratos, comer o mejor beber una bebida con fibra tipo Metamucil. Hay que veces quye tiene uno que salir y no puede uno prepararase un Metamucil, pero venden cápsulas que discretamente puede uno tomar justo antes o incluso justo despues de haber ingerido alimentos ricos en carbohidratos. De todos modos no hay que abusar jamás de éstos alimentos. Tambien existe en el mercado unos polvos que pueden ser añadidos a cualquier bebida y le agregan las fibras necesarias sin modificar el sabor ni la contextura de la bebida o alimen; estos polvos comercialmente son Benefiber pero creo hay otras marcas también. Los recomiendo, pero como dije anteriormente no hay que abusar de estos ni de de las excepciones en comidas ricas en carbohidratos, estas deben de ser una excepción.
  11. Variedad y gusto, es decir comer cosas que nos gustan a uno y cambiarlas, no quedarse con lo mismo, experimentar nuevas recetas. Pueden ver algunos de nuestros descubrimientos en:
  12. Ver mi selección de recetas veganas http://docs.google.com/Doc?docid=dggttnnv_31ck3z47hj&hl=en. También hemos compilado algunos sitios buenos con ideas para seguir el estilo de vida vegano:
    Ver mis sitios veganos http://docs.google.com/Doc?id=dggttnnv_39gmmj6pcz

  13. Buscar sustitutos saludables. Por ejemplo a mi me gustan las hamburgesas y los hotdogs. No me privo de ellos, sino que busqué alternativas de hamburgesas de soya y perros calientes de soya, sin azucar y bajos en grasa y resultan deliciosos, ademas los acompaño con pan integral 100 % especial para hamburgesas y hotdogs, la mostaza, los pickes, salsa picante y si posible salsa ketchup sin azúcar. Me gusta mucho el pie de limón, pues hago uno con una pasta de galleta de Graham (TM) baja en azucar, al paquete le pongo en vez de azucar Splenda(TM) y para que cuaje mejor le añado un poco de Maizena(TM), no pongo el "topping" de crema con huevo batido y azucar, pero me queda muy sabroso. Los chocolantes me encantan y ademas tiene muchos flavonoides y anti-oxidantes. Venden algunos chocolates sin azucar pero lo mejor es prepararlo unos mismo a partir de cacao 100% y Splenda(TM). Y así tenemos muchas recetas que pueden consultar a través de las recetas veganas de LuisaTere aquí señalizadas en el Blog.

  14. Limitar la cafeina. Es sabroso un café en la mañana, pero la cafeina tiene algo que no nos deja adelgazar, además de que nos quitra el sueño si lo tomamos en la tarde. Esto vale también para las bebidas con cafeina también.

  15. Limitar porciones, servirse para ver lo que va a comer uno y no directamente de una bolsa o paquete. Aprender a reconocer las cantidades visualmente y no porque las contemos o pesemos. Hay muchas guias visuales que nos ayudan a aprender que es una porción. Claro no es lo mismo una porción de pasta que de pan, de cacahuates (maní) que de fruta.

  16. Tomar suplementos, empezando por la vitamina B12, la cual estamos carentes los veganos; el cromo y el magnesio, que por cuestiones aún desconocidas tendemos a tener bajas los diabéticos.

  17. Hacer un diario en el que anotemos todo lo que comemos al dia. Dividido en las secciones de desayuno, comida y cena y añadiendo tantos "snacks" o entre comidas como usuamos tener usualmente uno despues de ada comida y otro antes d dormir. No importa si no los usamos. También es importante el no hacer trampa y anotar todo, asi sabremos que fue lo que hicimos bien o mal... y los resultados se ven. Esto del diario me lo pidió la dietista y es lo que discutimos cada vez que la veo. Además es un secreto que recomiendan los expertos, ver por ejemplo: Study shows value of food diary in losing weight - Yahoo! Newshttp://news.yahoo.com/s/nm/20080708/lf_nm_life/diet_diary_dc
  18. Anotar diariamente los otros factores importantes como son en mi caso la glucosa en la sangre, la presión arterial; y al menos anotar semanalmente el peso y de tiempo en tiempo la talla o medida de la cintura.

viernes, 6 de junio de 2008

Guía para combatir el cansancio

Hasta para descansar hay que aprender a hacer bien las cosas. Parece trivial, pero si no descansamos bien, no aprovechamos la vida. Creo que estas ideas es lo que necesitamos para descansar. Saludos. LT
adaptado de http://www.enplenitud.com/salud/cansancio.asp

Guía para combatir el cansancio
¿Quién no se ha sentido cansado? Seguramente, en estos últimos días te has sentido en algún momento como un trapo de piso; sin energía para moverte por cuenta propia. La mayoría de nosotros nos quejamos de tener muchas cosas para hacer y muy poco tiempo para hacerlas, especialmente durante esos períodos frenéticos en los que todo parece juntarse. Pero, sin embargo, cabe señalar que muchas veces nuestros hábitos diarios son los verdaderos responsables: la forma en que comemos, la calidad del sueño, y nuestro estado emocional.


A continuación, algunas formas sencillas de recargar las baterías y superar el cansancio en tu vida.

Energiza tu dieta

¿Por qué quedamos tan llenos y somnolientos después de comer un plato de pastas con salsa o un exquisito Chau Mien con pollo? ¿Por qué quedamos distraídos y tenemos dificultades para concentrarnos? El hecho es que los hábitos alimenticios juegan un rol importante en cuán bien funcionamos a cada nivel.


A continuación, algunas estrategias alimenticias para combatir la fatiga.

  • Desayuna, incluso cuando no tengas hambre

Estarás mucho más animado y alegre. Distintos estudios demuestran que las personas que toman el desayuno se sienten mejor tanto desde el punto de vista mental como del espiritual que aquellos que pasan por alto esta comida matutina. Investigadores británicos de la Universidad de Cardiff han encontrado que ingerir un bowl de cereales cada mañana disminuye los niveles de la hormona cortisol, íntimamente relacionada al sentimiento de estrés.

  • Come cada tres o cuatro horas.

Realizar tres comidas racionales y dos colaciones al día puede ayudarte a mantener tus niveles de energía y azúcar en sangre estables durante todo el día. Observa que hemos dicho "racionales". Las comidas exageradas requieren de más energía a la hora de realizar la digestión, lo que puede hacer que te sientas un tanto letárgico. Entonces, en cada una de tus comidas racionales, ingiere una combinación de carbohidratos (usados por el cuerpo para crear energía), proteínas (que ayudan a mantener las energías), y grasas saludables como aquellas que están en las avellanas, y en las aceitunas —estas grasas y proteínas ayudan a la sensación de saciedad, de modo que no andarás buscando dulces por todas partes una hora después de comer—.

  • Agrega más fibras

Las fibras tienen un efecto de acción prolongada sobre los carbohidratos, de modo que entran en tu torrente sanguíneo a un paso lento y sostenido, otorgando a tu energía poder de permanencia. A la hora de elegir tus comidas racionales, incluye opciones con fibra de modo que puedas alcanzar la cantidad recomendada de 25 a 30 gramos diarios (una persona en promedio ingiere sólo entre 10 y 15 gramos).

Algunas sugerencias:

· Un bowl de salvado con pasas (5 gramos de fibra por taza).

· Frijoles negros y queso (o tofú) fundido en tortilla (los frijoles tienen 7,5 gramos de fibra por ½ taza; una tortilla entera tiene 5 gramos).

· Palomitas de maíz (3,6 gramos por 3 tazas).

· Una manzana con piel (3,3 gramos).

· Spaghetti integral (6,3 gramos por taza).

  • Alimenta tu cerebro con Omega-3

Encontrado en nueces, linaza y en el aceite de colza, estos ácidos grasos esenciales juegan un ron preponderante en la conservación del buen estado de las células cerebrales y en la sensación del estado de alerta mental. Otros beneficios adicionales: el Omega-3 alienta al cuerpo a almacenar hidratos de carbono en forma de glicógeno —la forma de almacenamiento de la glucosa (azúcar en sangre) y la principal fuente de combustible del organismo— y no como grasas.

  • Mantente hidratado

El agua es el componente principal de la sangre y de todos los otros fluidos corporales. Incluso una ligera deshidratación puede hacer que la sangre se espese, forzando al corazón a bombear más fuerte para llevar la sangre a tus células y órganos y produciendo una sensación general de fatiga. Asimismo, la hidratación hace que los nutrientes se mantengan fluyendo constantemente hacia todo el cuerpo. Para sostener una buena hidratación, es recomendable monitorear cuán a menudo orinas. Deberías hacerlo cada dos a cuatro horas, y tu orina debe ser de color claro o amarillo pálido. Además de ingerir más agua, puedes consumir alimentos que contengan agua en forma natural, como son el yogurt, el brócoli, la zanahoria, y las frutas jugosas, como el melón, la sandía, la naranja, y el pomelo.

  • Controla la ingesta de cafeína después del mediodía

Comúnmente, consumir una cantidad moderada de cafeína —entre 200 y 300 mg, entre dos o tres tazas de café— puede hacerte sentir más alerta y energizado en las horas posteriores. Sin embargo, cuando la cafeína es consumida en grandes cantidades —o en cualquier momento durante la tarde o la noche—, la calidad de tu sueño podría descender en picada, dejando en tu cara grandes ojeras como evidencia. Un consejo para aquellos que son altamente sensibles a la cafeína: si bien optar por un cortado o una lágrima descafeinados puede parecer la solución, los investigadores de la Universidad de Florida han descubierto que de 22 bebidas descafeinadas estudiadas, todas menos una contenían algo de cafeína.

Energiza tu espíritu

Todos estamos familiarizados con el cansancio físico, aunque el cansancio mental —tristeza, aburrimiento, preocupación, ira, y estrés general— puede llevarse una porción mayor de tu vitalidad, incluso al grado de paralizarte. La vida transcurre y, por más que no lo queramos, las situaciones difíciles —con sus consecuentes emociones— se nos presentan. Pero si aprendemos a reaccionar, a hacerlo con inteligencia, nuestro cerebro y nuestro cuerpo renacerán, llenos de vigor y vitalidad.

  • Salpica tu cara con algo de agua o tómate una ducha cuando sientas que estás al borde del colapso.

Según los hallazgos publicados en el Journal of Personality and Social Psychology, el 55% de los participantes en un estudio reportó que usar alguna de estas "terapias acuáticas" tenía efectos beneficiosos sobre su estado. Aparentemente, un poco de agua refrescante puede hacer instantáneamente que nos avispemos cuando estamos desbordados.

· Vístete en tu traje de poder cuando te sientas decaído.

Combate la tendencia ponerte los pantalones de entrenamiento cada vez que te sientes desanimado. Aunque parezca un tanto alocado ponerte ese pantalón o esa pollera que guardas para ocasiones especiales, una prenda distinguida te ayudará a verte mejor en el espejo y te reflejará una imagen energizada —no una desinflada, alicaída que confirme o refuerce tu estado interior—. Vestirte para el éxito, en tu traje de poder, te hará sentir un gran impulso mental cada vez que veas tu reflejo o recibas un cumplido a lo largo del día.

· Expresa tus sentimientos

Mantener el temor, la ansiedad, y el estrés enfrascados no es la mejor forma de lidiar con tales emociones. En cambio, discutir los sentimientos negativos con otra persona puede ayudarte a abordarlos y dominarlos. Al ventilar las angustias, los problemas, y las miserias, uno reduce su capacidad de socavar tu vitalidad.

· Escucha música

Escuchar música es una de las formas más efectivas de cambiar el mal humor, disminuir la tensión, e incrementar la energía. Ten en cuenta lo siguiente: los resultados de un estudio publicado en la revista Ergonomics dan cuenta de que los corredores que escuchaban música mientras trotaban sobre la cinta para correr lo hacían más rápido que aquellos que lo hacían en silencio —sin importar el volumen ni el tipo de música—. Otras investigaciones sugieren que la música distrae a las personas del sentimiento de fatiga. Lleva contigo un CD con tus canciones favoritas y utilízalo cada vez que necesites levantar el ánimo. Y, si de paso quieres hacer ejercicio, mucho mejor para ti...; después de todo, la música hará que se mueva alguna parte de tu cuerpo.

· Deja ir los rencores

Alimentar rencillas y rencores en tu mente puede hacer que tu cuerpo y desde luego tu mente se vean bajo un estado de estrés crónico, incrementando tu ritmo cardíaco y tu presión arterial, debilitando tu sistema inmunológico y generando fatiga con el tiempo, según un estudio publicado en la prestigiosa Psychological Science. Por otra parte, practicar la empatía y el perdón después de haber cometido un error te hace sentir nuevamente en control, lo que ayuda a mantener las energías del cuerpo. La próxima vez que te encuentres masticando sentimientos amargos y tormentosos, repite alguna frase que te ayude a descargar tensiones, como ser: "El perdón me hace sentir más feliz y me convierte en una persona más fuerte".

· Respira profundo

Cuando estamos bajo estrés, solemos respirar sólo con el pecho, como si se trataran de cortos jadeos. Esta respiración lleva menos aire a nuestros pulmones y reduce la provisión de oxígeno al cuerpo y al cerebro, haciéndote sentir cansado mental y físicamente. El objetivo, en este caso, es hacer respiraciones profundas, con el diafragma —cuando inspiras, tu ombligo debería hincharse como un globo; cuando exhalas, debería desinflarse lentamente—. Desde luego, recuerda que practicar la respiración profunda no es lo primero que debes hacer si estás en un aprieto mayor, sino que es una técnica que puedes llevar a cabo cuando estás en la computadora o recostado.

· Ordena tu casa

Dirígete hacia esa pila tambaleante de papeles o a ese armario desbordado y pon las cosas en orden. El desorden puede hacer que te sientas fuera de control, como superado por la situación, sobre todo cuando te encuentras atravesando un período de depresión o angustia. Por otra parte, el simple hecho de cumplir un objetivo, por más que se trate de poner en orden un escritorio, puede ser energizante.

· Haz el bien

Los actos de altruismo pueden agregar un poco de vitalidad a tu andar. De hecho, un estudio publicado en el Journal of Health and Social Behavior destacó que el trabajo voluntario puede elevar los niveles de energía en seis formas: incrementa la felicidad, la satisfacción con la vida, la autoestima, el sentimiento de control sobre la vida, la salud física, y el humor o la disposición anímica. Busca oportunidades de realizar trabajos voluntarios a corto y largo plazo y tendrás una herramienta más para energizar tu espíritu.

Busca un descanso reconstituyente

En esos días que tienes un montón de cosas que hacer (todos los días, por lo general), generalmente lo primero que debes hacer para escapar de tu agenda es dormir. Y no hablamos de esas siestas que se hacen con un ojo abierto y uno cerrado, sino una buena siesta reconstituyente. Sin un descanso aceptable, tu energía, tu buena predisposición, tu productividad y tu memoria acusarán recibo. Cerca de un cuarto de las personas adultas no descansan lo suficiente, lo que pone en las calles verdaderos ejércitos de personas somnolientas durante el día. La clave para buscar y encontrar un descanso reconstituyente, pasa por adoptar ciertos hábitos de sueño "correctos". Intenta lo siguiente:

· Recorta el tiempo que pasas frente a la TV y a la computadora

Si eres una de esas entidades nocturnas (te acuestas a cualquier hora y duermes hasta tarde durante los fines de semana), el brillo emitido por la televisión o la pantalla de la computadora puede hacer que entres en el sueño profundo incluso más tarde. La causa: la luz suprime la producción de melatonina, una hormona secretada a la puesta del sol que le dice al cerebro que ha llegado la noche. Cuando los niveles de melatonina están bajos, nuestro cerebro suele pensar que aún es de día —y permanece listo para las actividades diarias—. Siempre que sea posible, espera hasta la mañana siguiente para prender el televisor o conectarte a Internet. Si debes usar cualquier tipo de tecnología que emita luz durante las noches, intenta apagarla una o dos horas antes de irte a la cama.

· Esconde el reloj alarma

Mirar el reloj despertador para ver cuánto falta para levantarte puede hacer que tu noche de sueño sea un desastre. Este estado de alerta constante puede hacer que tu cerebro permanezca despierto, impidiéndote caer en un verdadero sueño profundo y reconstituyente. La solución más sencilla: programa el reloj alarma, y luego coloca los números apuntando hacia la pared o coloca el reloj en el piso, en un cajón, o debajo de la cama.

· Busca un dormitorio separado para tu mascota

Por las noches, las mascotas roncan, sacuden sus cuerpos, dan vueltas, e incluso se roban las sábanas y el espacio en la cama. En consecuencia, no resulta extraño que el 53% de los dueños de mascotas que duermen con sus animales tengan algún tipo de interrupción en el sueño durante las noches, según un estudio de la Mayo Clinic Sleep Disorders Center en Rochester. Considera reubicar a tu amigo fiel en otra habitación, aunque a partir de ahora debas pasar las noches en completa soledad.

· Baja la calefacción

Para una buena noche de sueño, asegúrate de que tu habitación se encuentre lo suficientemente fresco —tanto como para arreglártelas con una sábana liviana sobre ti—. De esta manera, el ambiente estará en sincronía con la temperatura interna de tu cuerpo —que naturalmente suele descender durante las noches—. Estudios realizados sugieren que la temperatura ideal para dormir está entre 19 y 26 grados, pudiendo cualquier temperatura superior o inferior ocasionar interrupciones del sueño o dificultades para dormir.

· Elimina el último trago

El alcohol deprime el sistema nervioso —el sistema de células, tejidos, nervios, y órganos que controlan las respuestas corporales a estímulos internos y externos—. En consecuencia, beber una copa de vino antes de ir a la capa puede ayudar a quedarte dormido, los efectos sedantes se desvanecen a medida que el cuerpo metaboliza el alcohol, lo que puede hacer que te despiertes en medio de la noche y que tengas problemas para volver a dormirte.

Se ha demostrado que el alcohol interfiere con los biorritmos naturales del cuerpo, ocasionando que la presión arterial suba y el ritmo cardíaco acelere el paso por las noches, cuando en realidad el cuerpo debería relajarse. No es necesario que renuncies al cocktail de esta noche con tal de dormir bien, pero sí intenta suprimir el alcohol dentro de las dos o tres horas previas a acostarte.

· Ejercita

Si bien los científicos aún no comprenden las causas, el ejercicio aeróbico ha demostrado ser beneficioso para conciliar el sueño durante las noches, para pasar más horas inmerso en el sueño profundo, y para tener menos interrupciones del sueño durante la noche. Al mismo tiempo, el ejercicio vigoroso puede actuar como un estimulante (a modo de energizante durante el día), de modo que planifica tus rutinas de ejercicios para las mañanas o las tardes, cuando tu cuerpo más necesitará de esta inyección de energía.

· Sigue la regla de los 15 minutos

Si no logras dormirte, o si te despiertas y no vuelves a conciliar el sueño dentro de los 15 minutos posteriores, salte de la cama y haz algo relajante que te ayude a despejar la mente, como leer, meditar, o tejer (pero nunca mirar televisión o navegar en la Web). Luego, una vez que vuelvas a sentir sueño, regresa a la cama. Si te obstinas en permanecer en la cama e intentas obligarte a dormir, sólo lograrás caer en un estado de ansiedad, que justamente es lo que menos necesitas.

· Escribe tus preocupaciones

Durante el día, toma nota de cualquier elemento estresante que esté perturbando tus pensamientos. Luego, intenta buscar formas de resolver estas cuestiones antes de ir a la cama. Si te estás quedando corto de ideas, aleja la lista y vuelve a pensar en las soluciones durante tu ducha matutina o mientras viajas al trabajo. El simple hecho de hacer establecido un plan para abordar tus problemas y tus tareas te hará sentir que has hecho un progreso importante, permitiéndote relajarte, dormirte, y despertarte listo para encarar el nuevo día con mayores