domingo, 25 de enero de 2009

Una infancia con cariño es importantísima

Es un tema muy conocido en Psicología que el amor y cariño, sobretodo en los primeros años, forja personalidades abiertas y con más posibilidades de ser felices. Aqui Aguiló nos lo recuerda también, en este interesante artículo de Fluvium

Una ayuda a tiempo
Alfonso Aguiló

"Cuando yo era niño, no tenía amigos. No tenía nadie a quien confiarme, salvo el cielo abierto de los campos, el viento, y, de noche, la soledad y el silencio de mi habitación. La soledad y la desesperación actuaban en mi interior, como dos fuelles que soplaban sin detenerse.

"Ahora sé –continuaba Walter, protagonista de la novela Anima mundi– que habría sido suficiente una persona, tan sólo una, para que mi destino hubiese sido muy otro. Habría bastado una mirada, el vislumbre de una comprensión, alguien con un cincel en la mano que rompiera el molde calizo en el que yo estaba encerrado". Esta desgarrada reflexión de aquel chico puede servirnos para subrayar la importancia de la educación afectiva en la infancia y la adolescencia.

Durante los primeros años de vida, el desarrollo del niño alcanza en todos sus ámbitos un ritmo que jamás volverá a repetirse. En ese periodo clave, todo el aprendizaje, y especialmente el aprendizaje emocional, tiene lugar más rápidamente que nunca. Por esa razón, las deficiencias emocionales que se producen durante la infancia dificultan especialmente el desarrollo afectivo y merman seriamente sus futuras capacidades. Y aunque es cierto que todo eso puede remediarse en parte después, es indudable que el impacto del aprendizaje temprano resulta muy profundo. Las lecciones emocionales aprendidas en los primeros años de vida son extraordinariamente importantes.


Un niño con dificultades para centrar la atención, o un niño que es triste y susceptible en vez de alegre y confiado, o que es agresivo y ansioso en vez sereno y descomplicado, será siempre un niño que, a igualdad de otras circunstancias, tendrá en el futuro muchas menos posibilidades de sacar partido a las oportunidades que la vida le vaya presentando.

Por eso, quienes han pasado una infancia rodeada de cariño –aun con dificultades y sufrimientos–, tienen más facilidad para interpretar las cosas de modo positivo y gratificante, para confiar en los demás, para sentirse seguros y dignos de aprecio. Por el contrario, los niños privados de cariño tienden a ser inseguros y susceptibles, a percibir con desconfianza las relaciones personales y a sentirse insatisfechos.

Si caemos en la cuenta de la gran influencia que esos primeros aprendizajes emocionales –positivos o negativos– tienen en el modelado del estilo sentimental (y, como consecuencia, en el resultado global de la vida), no desaprovecharemos tantas ocasiones como se presentan cada día para educarlos.

viernes, 23 de enero de 2009

Las emociones afectan nuestras decisiones

Cuántas veces desperdiciamos buenos consejos, porque no los escuchamos. Tenemos una cerrazón en esos momentos a lo de afuera o a esa persona y lo que diga es como si no lo hubiera dicho. Hay  que estar más abiertos, eso no sólo nos hace más felices, sino que podremos aprovechar y aprender de consejos y situaciones.
Xavier Serbia, en su interesante artículo "No lo tomes Personal" menciona
Lo interesante que podemos sacar del estudio es que:
1) las emociones influyen en nuestras decisiones,
2) una experiencia gratificante y un pobre consejo puede llevarnos a una pobre decisión,
3) una experiencia desagradable y un pobre consejo podría llevarnos a tomar una buena decisión,
4) las condiciones emocionales se deben tomar en cuenta al momento de querer influenciar una decisión.

miércoles, 21 de enero de 2009

Cómo enseñar a tu hijo a comer con buenos modales

Si hay una lección que debes haber aprendido como padre, es que cualquier cosa puede suceder en el momento menos oportuno. Y muchos de estos eventos desafortunados ocurren en la mesa.

En consecuencia, cuando tu hijo diga o haga algo que hagan ver a tu marido y a ti como dos completos maleducados, repite para tus adentros: "No te preocupes, es mi rito de paso como padre".

Teniendo esto en cuenta, debemos empezar por hacernos la idea de que nuestros hijos nunca son demasiado jóvenes para aprender modales. Al menos los básicos.

La mesa de la cena será el escenario de muchos eventos importantes en la vida de tu hijo. Podría ocurrir, algún día, que la mesa sea el escenario del primer encuentro con los padres de su novia, que la mesa sea testigo de un almuerzo con un potencial empleador, o que sobre una mesa firme el contrato comercial más importante de su vida.

No importa cuál sea la ocasión, saber cómo comportarse en la mesa será algo tremendamente beneficioso para tu hijo.

La mayoría de los chicos dominarán estos modales de mesa a la edad de cinco años, pero puedes —y debes— comenzar a enseñárselos a partir de los dos años.

Por supuesto, habrá algunas excepciones para esto, pero a medida que tu hijo vaya creciendo y madurando, será más difícil que aprenda y asimiles estas reglas del buen comportamiento.

Cosas que tu hijo nunca debe hacer en la mesa

Enseña a tu hijo que nunca debe:

· Comenzar a comer hasta que todos se hayan servido.

· Chupar el cuchillo. Los objetos filosos nunca deben ser llevados a la boca —está de más decir que los apósitos para tapar heridas no funcionan bien en la lengua—.

· Hacer tambalear la silla sobre sus patas traseras.

· Comer con la boca llena.

· Masticar con la boca abierta. Tampoco se debe comer haciendo ruidos.

· Poner más en su boca de lo que puede tragar. Enséñale a comer de a pequeños trocitos. La comida nunca debe ser arrojada sobre el plato una vez que ha sido masticada.

· Interrumpir a otros mientras están hablando.

· Apuntar los cubiertos hacia otras personas.

· Dejar la silla afuera cuando se levantan. Ésta siempre debe ser empujada hacia dentro cuando uno sale de la mesa por cualquier motivo.

· Tomar el último bocadillo de la fuente sin ofrecerlo a los demás primero.

· Hablar sobre temas groseros o decir improperios.

· Levantarse antes de que todos hayan terminado de comer.

· Poner los codos sobre la mesa.

Traspiés a la hora de la cena

Éstos son sólo algunos de los modales que debes ensañar a tus hijos desde pequeños. Procura simplemente usar tus buenos modales, y ellos aprenderán al verte, y luego te imitarán.

· Tu servilleta debe ubicarse sobre tu regazo una vez que te sientas. Ésta debe ir desdoblada sobre tu regazo, y nunca sobre la mesa.

Si alguien inadvertidamente toma tu servilleta, no grites: "¿Quién tomó mi servilleta?" Tranquilamente pide que te traigan una nueva.

Muchos padres preguntan si está bien colocar la servilleta en el cuello del chico para evitar derrames o salpicaduras en la parte superior de la ropa. Podrás hacer esto siempre que tu hijo tenga menos de cinco años.

· Los pies deben estar apoyados sobre el piso (si es que llegan a posarse sobre éste) y la espalda recostada contra la silla. Es decir, debe mantenerse una buena postura.

· Sostén el vaso con las dos manos si es necesario. Si los vasos son más formales, como pueden ser las copas, podrás tomarlas desde el pie con una mano y prevenir así derramamientos.

· Si una canasta de pan u otro alimento llega hasta ti, recuerda continuar pasándolo hacia la derecha. Si la fuente está en tus proximidades, antes de comenzar a pasarla, ofrece a la persona que está a tu izquierda y luego inicia la ronda pasándosela a quien esté a tu derecha.

· Si debes toser o estornudar, vuelve tu cabeza hacia tu hombro y cúbrete la boca con tu servilleta o con tu mano —siempre es preferible hacerlo con la primera—.

· Siempre límpiate la boca con la servilleta antes de beber un sorbo. Los labios grasosos dejarán marcas desagradables sobre el cristal de la copa.

· Si debes usar el baño, simplemente di: "Con su permiso…" y levántate. Si hay invitados en la mesa, no necesitas contarles a todos adónde estás yendo. Con excusarte ante el más próximo será suficiente.

· Siéntate y levántate de la silla desde el costado izquierdo de la misma.

Bendecir la mesa

Cualquiera sea la forma en que una familia maneje el tema de los agradecimientos, puede resultar intimidante para un niño, sobre todo cuando se trata de algo que nunca ha presenciado.

Tú puedes preparar a tu hijo para estas situaciones instruyéndole a imitar lo que hacen los demás. No es necesario que digan algo. Con sólo inclinar la cabeza y cerrar los ojos durante la oración, se mostrará el respeto debido.

Si sabes que vendrá a visitarte una familia con niños, y acostumbras a dar las gracias antes de comer, pon en aviso al padre o a la madre de los niños visitantes —al menos, desde luego, que ya conozcan tus costumbres—.

Así, los padres podrán hablar con sus hijos y prevenirles, de modo que no se genere confusión ni sorpresa. Poner a la otra familia en conocimiento de tus costumbres es un simple asunto de cortesía.

Protocolo de bebidas

Los chicos aman declarar su independencia y son grandes amantes de la frase "puedo hacerlo por mi cuenta". En lo que se refiere a las bebidas, hay sólo unos pocos conceptos a tener en cuenta.

En primer lugar, no deberán interponerse a otras personas para alcanzar una bebida. En cambio, en forma educada, deberán pedir un refresco —siempre recordando decir por favor y gracias—.

Si la juguera o la jarra son demasiado pesadas o difíciles de sujetar, deberán usar ambas manos para sostenerlas. Con una mano pueden sostener la botella mientras que con la otra tienen un costado de la misma. Recuérdale siempre que es apropiado pedir ayuda para servirse bebidas.

Beber en forma atropellada es algo que no está bien en la mesa. Recuérdales a los chicos que deben beber tranquila y pausadamente.

Asimismo, ellos deberán masticar la comida, tragarla, y después limpiarse la boca antes de sorber un trago de su vaso o copa. Por supuesto, si tu hijo tiene algo picante o caliente en su boca, un trago corto le será permitido.

A medida que tu hijo va creciendo, y va incorporando nuevos modales a su galería de las buenas costumbres, puede comenzar a ofrecer bebidas a aquellos que estén a su lado en la mesa.

La práctica de los buenos modales hará que la experiencia de cenar junto a tus hijos —cuando sean niños, jóvenes y adultos— sea una experiencia agradable para el resto de las personas. Hazles un favor desde pequeños, y permíteles que copien tus buenas formas.

de http://www.enplenitud.com/familia/buenos-modales.asp


sábado, 10 de enero de 2009

volar bajo

Una cancion y unos pensamientos sencillos pero profundos de Facundo Cabral

Enlace al libro Alimentacion y cáncer del Dr. Neal Barnard

Para prevenir cáncer o sobrevivir a él. Es importante la buena alimentación desde temprana edad. .

http://www.cancerproject.org/resources/handbook.php








Un pensamiento positivo para esta temporada

Como Mafalda decimos que dificil es de sacar

viernes, 9 de enero de 2009

Comer frutas con el estómago vacio

Me llegó esta presentación sencilla que quiero compartir con ustedes por su muy interesante mensaje sobre el no mezclar alimentos en especial las frutas y claro comerlas al natural, es decir sin pasar por los jugos comerciales. Que la disfruten

lunes, 5 de enero de 2009

El cielo y el infierno

Un cuento importante del padre Antonio Vélez

Cuenta la historia que un discípulo le preguntó a su sabio maestro cómo eran el cielo y el infierno.

El maestro le dijo: "Mira, una noche ví en un sueño una gran cantidad de gente alrededor de un montón de arroz cocido. Cada uno tenía en sus manos unos palillos mucho más largos que lo habitual para saciar su hambre. Se veían flacos y tristes, ya que querían comer solos, pero no lo lograban debido a la longitud de los palillos. Y se morían de hambre ante tanta hartura, y ese era el infierno.

Ví también en otro sueño otra multitud de gente ante un montón de arroz y cada quien tenía también palillos muy largos. Como veían que no podían comer solos, cada cual alimentaba a su vecino y se veían fuertes y contentos. Y ese era el cielo, porque allí reinaba la solidaridad. Ves? Aquí mismo creamos el cielo con el amor o el infierno con el egoísmo".

El dilema que se nos proponer es, pues, este: O SOLITARIOS O SOLIDARIOS.

jueves, 1 de enero de 2009

Una reflexión. Es más fácil tener que ser


El brazalete mágico

Fuente:
Autor: Catholic.net

Abrí el periódico el otro día y me topé con un anuncio: "El brazalete del bienestar, del equilibrio y la salud. Una joya para hombre y mujer inspirada en las tradiciones orientales basadas en el universo del yin y del yang".

Casi me quedo ciego al contemplarlo. Un poco más y lo recorto para ponérmelo en la muñeca.

Ahí tienes la solución para las jaquecas, los disgustos en casa, los exámenes, las tristezas y desastres. ¡Qué fácil! Sólo hay que tomar el teléfono y encargar uno bien sea en una joyería, bien en una farmacia.

Si con este brazalete se pudiera suprimir las fricciones familiares, a los odios, al vacío interior no habría terrestre que no llevara uno en la muñeca. En vez de ponerle el chupón al niño, le metemos un brazalete y todo arreglado. Ya, ya... ¡Cómo nos gusta soñar!

¿Acaso quienes van por la vida con colguijes, tatuajes y brazaletes son más felices que los demás? Sería una enorme equivocación confundir la felicidad con la posesión de objetos materiales.

Pero hay que reconocer que es más fácil tener que ser. Te encontrarás por ahí con muchos "hombres percha" como solía llamarles nuestro querido Martín Descalzo. Son eso, una percha. Unos días llena hasta doblarse: riquezas, lujos, honores, premios, cargos y responsabilidades. Y cuando pierden esto. ¡Qué ridículo! Pero si son....

No, no y no. A mí no me engañan. Como decía Descalzo: "Ninguna felicidad es barata. Y hay que desconfiar de las que nos ofrecen a bajo precio, como nos alertamos cuando en el mercado nos ofrecen fruta o pescado casi regalados: seguro que están podridos o pasados".

En esta época navideña es importante recordar que los tesoros del espíritu no se compran con dinero. Se ganan a pulso con el trabajo constante, con la vida interior y la búsqueda de la fuente de felicidad: Dios. Mientras seamos peregrinos, la felicidad será simplemente una dirección, nunca una meta. El hombre más feliz es el que conserva más tiempo la felicidad, el que es feliz eternamente.