lunes, 4 de mayo de 2009

“La obesidad se contagia de hábito en hábito”

"La obesidad se contagia de hábito en hábito"
http://espanol.mujer.yahoo.com/estilo-de-vida/lifestyles-obesidad-contagia-habito-habito-27042009-98.html
POR M. F. SANGUINETTI, PARA TI.

Dentro de poco, habrá otro modelo de hombre". La frase, enunciada con fuerza de profecía, viene del médico psicoterapeuta especializado en temas de la obesidad y los trastornos alimentarios Máximo Ravenna. "Antes, el hombre tenía un volumen determinado, pero hoy ya no hay puntos de referencia. En la actualidad, hay cada vez menos gente flaca y asceta. Quienes mantienen una salud, hacen actividad física y comen moderadamente son minorías selectas. La mayoría ya ha sucumbido, va teniendo cada vez más ganas de comer, comer y comer. Han quedado atrapados por la contagiosa tentación de la globalización. Digo globalización en sentido de globoso, de globeso. En este escenario dramático, ya nadie se acuerda de cómo era el hombre de antes, el que era así", dice y muestra una cucharita flaca como ejemplo. Para este autor de varios libros y responsable del adelgazamiento de una larga lista de famosos (Susana Giménez, Marcela Tinayre y Georgina Barbarossa han sido algunos de ellos) y otros no tanto, la lucha contra el círculo adictivo de la comida lo desvela. Todo aquel que haya pasado por el centro que lleva su nombre y tiene desde hace quince años conoce el enfoque filosófico de sus exitosos tratamientos. Pero, lejos de quedarse con una fórmula definitiva, el médico apuesta a las novedades académicas que irrumpen a nivel mundial. "Tengo mucho que aprender. Me fascino con gente que sabe cosas que no sé", reconoce, recién llegado de los Estados Unidos, donde estuvo haciendo una rotación en los consultorios del Mount Sinai, en Nueva York o en el Massachusetts General Hospital, en Boston. Ahora, se prepara para viajar al 17º Congreso Europeo de Obesidad, que se realizará en Amsterdam. Allí presentará tres trabajos. Este año, entre sus tantos planes figura la revisión de los tratamientos en sus Centros Ravenna, para que incluyan más comidas saludables con índice glucémico más bajo y para dinamizarlos: "Si el gordo se mantiene en los grupos por tiempo indeterminado, algo está fallando en nosotros", admite.

Después de tanta información y tantos métodos en las últimas décadas, ¿no está ya todo dicho en materia de nutrición? No. En realidad, se está volviendo a lo que decía cuarenta años atrás, pero con más conocimiento. Cuando empecé a trabajar con obesos, la mala palabra era "hidratos de carbono". Las "4 P" (pan, pastas, postres, pizzas) eran el cuco. En aquel entonces, si bien había intuición de que había que comer menos, no se sabía que había hidratos de carbono que actuaban sobre los neurotransmisores. Hoy se sabe que no todo hidrato de carbono es mala palabra, pero sí los de alto índice glucémico, que es el que te despierta la capacidad de tener más hambre y que trae aparejado el ingreso de grasa. En los '90, las "4 P" estaban en la base de la pirámide de alimentación. ¡Esa pirámide era una apología de las harinas! Hoy, a las harinas refinadas se las ubica en la punta, que es el lugar donde menos se las debe consumir. En la actualidad, no hay pirámide sino un plan alimentario con forma de escalera, en el cual llegar arriba es peligroso y donde lo bueno para mejorar la calidad de vida es no bajar ningún escalón de los que vas subiendo. También está el tema de las calorías. Antes se decía que había calorías buenas y malas; pero hoy hay conciencia de que las calorías ¡son calorías! Y sumadas, aunque vengan de la mejor calidad de alimento, formarán la peor calidad de grasa en el cuerpo. Aunque un sándwich se haga con grasas sanas y no trans, suma calorías.

¿Pero no te parece que la información que la gente tiene es inversamente proporcional a la forma en la que come? Es cierto. Paralelamente a la tendencia de ir hacia lo dietético y reducir el tamaño de las porciones, se registra otra tendencia que es ofrecerle a la gente comidas cada vez más grandes y adictivas. Las galletitas, masitas y toda la gama de harinas refinadas son las responsables del hedonismo oral, un fenómeno que se da a nivel de los neurotransmisores cerebrales. Surgen los gordos ilustrados. Ellos le echan la culpa de su gordura a, por ejemplo, la tiroides. Y se enojan cuando uno le dice que, en verdad, es por culpa de las mollejas.

Uno de los tres suplementos que aparecerán con Para Ti será para personas con 10 o más kilos de sobrepeso, es decir, un obeso. La obesidad es la primera epidemia globalizada que se registra en la historia de la humanidad. Se trata de una enfermedad/adicción contagiosa, contaminante, no bacteriana, no virósica y que se transmite de persona a persona, de hábito en hábito. Se estima que para 2049, el 100% de la población afroamericana y latinoamericana que vive en los Estados Unidos será obesa. En México y otros países, el sobrepeso con el número de masa corporal 27 ya es considerado obesidad. Cuando el índice de masa corporal (el ICM se calcula basado en el peso sobre altura al cuadrado) va de 27 a 29 estamos frente a un sobrepeso mórbido, que manifiesta enfermedad en alguna área. La obesidad grado uno está en un 30 de ICM; la grado 2, en un 35; la obesidad mórbida, de grado 3, se ubica a partir del 40 de ICM. A pesar de las medidas preventivas, en la Argentina las cifras aumentan a la par del mundo. Según la Sociedad Argentina de Nutrición, más del 52% de la población tiene sobrepeso y obesidad. Y va aumentando la obesidad infantil: un 35% –entre niños, púberes y adolescentes de 6 a 19 años– son obesos, contra el 14% registrado veinte años atrás.

¿Los gordos entienden que tienen un problema de salud? De la boca para afuera, el gordo insiste que comer es lindo. Sin embargo, si tenés 20 kilos de más lo "lindo" de comer terminó hace mucho tiempo. Hay mucho sufrimiento. Es que, en general, los desórdenes de la alimentación provocan patologías serias. Hay que decir que cuando la genética ayuda, la comida no lastima: hay gordos enormes sin hígado graso y sin hipertensión. Pero hay quienes, con 10 kilos de más, son una bomba de tiempo. La grasa, además de tener una función útil para producir hormonas, puede generar hipertensión, apnea del sueño, colesterol, ácido úrico, diabetes tipo 2 (es tan fuerte que se llama diabesidad). Antes, a todo este conjunto de enfermedades –cuyo origen es la mala relación que hay entre grasas, la producción y asimilación de alimento– se lo conocía como síndrome X. Hoy, que ya se sabe cómo y por qué surge, se lo llama síndrome de resistencia a la insulina o plurimetabólico. A pesar de que los cardíacos tienen una carga genética que los predispone, una gran gordura puede provocarles un infarto. Las combinaciones más comunes son hipertensión-diabetes o hipertensión-diabetes-dislipemia. A estas personas hay que tratar de apagarles la mecha.

¿Es posible bajar tantos kilos? Puede ser fácil o difícil, pero se puede. Cuando el "no se puede" gana cuerpo, se pierde cuerpo. Es entonces cuando, resignación mediante, te dan pastillas o te operan. Yo no creo que tenga que ser así. La gente se mueve cada vez menos: se promocionan marcas deportivas o programas de televisión, pero no que practiques un deporte. Después del trabajo, en vez de encerrarte en tu casa, dar cinco vueltas de manzana con zapatos es mejor que nada, o subir las escaleras del edificio. Como se verá en los suplementos, la recomendación es empezar despacio, hasta tener una actividad física cinco o siete veces a la semana.

Dicen que sos tan duro con quien tiene muchos kilos de más como con quien tiene pocos. ¿No es exagerado enloquecer y enloquecerse por unos cinco kilitos acumulados? Soy duro, firme y convincente porque tengo que penetrar la dura capa de grasa que envuelve tanto la cabeza como el cuerpo de esa persona. Eso va también para quienes tienen sobrepeso estético, que se refiere a quienes tienen aproximadamente menos de un 10% de peso de más con respecto al peso que uno tiene que tener.

¿Quiénes lo tienen? En general, mujeres jóvenes y activas; y también las sedentarias. Para muchas de ellas, el chocolate, las galletitas y el alcohol son su debilidad. Los hombres, en cambio, van por lo salado: la carne, el pan, el queso. Ellos no sufren la gordura hasta que no es muy obvia: sufren poco por mucho. Las mujeres, en cambio, sufren mucho por poco. El hombre se escuda en frases como "Soy de buen comer"; la mujer, en cambio, nunca lo reconocerá. El hombre nunca explicará psicológicamente su gordura. En cambio, la mujer dice "Estoy sola", "Estoy mal acompañada", "Siempre me pasa algo". Hay que remarcar que el sobrepeso estético no es peligroso para la vida. Pero si alguien está acarreando cinco kilos de más por muchos años, y se la pasa diciendo que quiere sacárselos de encima sin poder corregirlo, algo anda mal. No es tanto la cantidad de kilos sino la cantidad de intentos frustrados que hablan mal de uno. Eso deja en claro la fuerte dependencia de la comida, que hace que se viva adherido a un grave circuito adictivo. "Tendría que dejar de comer tanto", suele decir la gente. "¿Por qué no lo hacés?", le preguntás. "Porque no tengo tiempo", responden. ¿Tiempo para qué?, pregunto yo. ¡Si no te ocupa tiempo no comer de más! Lo que sí te ocupa tiempo es dar vueltas alrededor de lo mismo. Cuando no podés bajar por tu propia cuenta, tenés que recurrir a alguien.

Dada la alta tasa de fracasos a la hora de hacer dieta, ¿cuál es la tendencia hoy sobre los tratamientos y sus enfoques? Es cierto. Fracasaron las pastillas, las dietas convencionales y están empezando a fracasar las cirugías. Lo que está claro es que está fracasando el intento de sostener la delgadez con una alimentación equilibrada. El hombre está hecho de bajas pasiones, de bajos instintos, de alto paladar. El budismo alimentario está cada vez más lejos. Y la razón está en que, para lograrlo, hay que dejar de generar estímulos fuertes –dulces, salados y picantes excesivos– que producen la adicción. La tendencia mundial actual se basa en la moderación. Si te fijás, moderación es la palabra que más aparece en los discursos actuales, ocupa los titulares de los diarios más importantes del mundo. Volcada al mundo de la nutrición, el mensaje no es 'No comas' sino 'No comas tanto'. Tener en claro cuál es la medida de todo (de cuánto tomar, comer, jugar, salir) dependerá de la predisposición que uno tenga para no caer en el consumo que la sociedad propone. ¡Todo es consumo! ¿Cuántos gordos dejan de comer y empiezan a comprar? La moderación, en este contexto de crisis mundial (se ha estado comiendo de la misma forma alocada con la que se estuvo despilfarrando dinero) no viene nada mal. Resignar comer de más es ganancia. La enseñanza actual es que una dieta supone perder para ganar: perdés kilos y goce, para ganar años, salud y satisfacción.

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